Los bienes que se siguen del uso frecuente de esta devoción del Rosario son bien conocidos, pero los repetiremos, según una enumeración bastante sintética que detalla San Luis María Grignon de Monfort:
- Los pecadores obtienen perdón
- Las almas sedientas se sacian
- Los que están atados, ven sus lazos deshechos
- Los tristes, hallan alegría
- Los necesitados, son saciados
- Los religiosos, son reformados
- Los ignorantes, instruídos
- Se vence la vanidad; y
- Los muertos alcanzan misericordia por medio de este sufragio
No es fácil, pues, perderse eternamente para los hijos de la Virgen que se reconocen como tales; así como se promete en las Letanías marianas y se anuncia en el Apocalipsis, la Virgen Bendita es la Puerta que se abrirá al final de los tiempos, y que nadie podrá cerrar.
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