jueves, 14 de junio de 2018

14 de junio: Día de Derrotas

Ya nadie puede dudar que el 14 de junio es una fecha siniestra para la Argentina. Derrota de Malvinas en 1982, derrota parcial de los bebes argentinos en 2018, ambas con implicación de masónicas manos. Según los desalmados que votaron por el aborto esta madrugada —hora de tinieblas— ahora las madres podrán asesinarlos a piacere. Eso de madres, desde luego es una mera licencia idiomática generda por la inercia del idioma, no por una apreciación moral; nosotros no aceptamos eso de las “pobres mujeres desesperadas” que matan a sus hijos, sean fruto de lo que fuera, aún de una improbable violación, para supuestamente aliviar su dolor: eso es egoísmo puro y duro. Matar siempre ee malo, es pecado y cuando se hace con un hijo, es abominable cualesquiera fueran las circunstancias.

Ahora, para ejemplo de las generaciones futuras, vamos a dejar estampados en nuestro blog los nombres de los miserables y canallescos desalmados que votaron afirmativamente por la legalización del aborto, llamado entre nos, eufemísticamente, como despenalización del aborto, algo que, ciertamente, no es.

Que los malvados se arreglen con Dios y los que resistieron, tengan su merecida recompensa; pero nosotros, ahora, no olvidaremos los nombres de unos y otros, a causa de esa razón de bien público que exige no ser demasiado estúpido incurriendo en el mismo error varias veces. No sin antes dejar bien declarado que esto sólo ha sido posible en este repulsivo medio “democrático, moderno y progresista”, como calificaron esos emasculados que se autodenominan conferencia episcopal al régimen imperante, al cual se negaron a enfrentar para poner a buen resguardo la salvación de las almas, como hubiera sido su deber. Sépase bien que todos aquellos que, por acción u omisión, han colaborado con esta agonía, están excomulgados; aunque sen obispos, y sobre todo si lo son.

Muy pocos, casi nadie, ha hablado en estos días de algo que está con toda seguridad en todas las mentes honorables: plan diabólico, pecado mortal, juicio final, infierno... penitencia y oración.

Esta es la hora de los canallas y los desalmados. Por lo menos, conozcamos quiénes son y recemos con esperanza...

domingo, 18 de febrero de 2018

Ochenta años, don Leopoldo

Hoy hemos vuelto para honrar otra vez a un agobiado inolvidable. Porque ya lo hicimos hace algunos años.
Cuando menos, para pedir para él las oraciones que toda alma requiere una vez que ha abandonado este mundo. Lo dejó hace 80 años de mala manera, en una feroz atropellada con Tropezón y caída que contrarió las leyes de Dios y de la naturaleza; que son las mismas y por eso son eternas. Y que deben respetarse.
Pero no podemos olvidarlo; su prosa limpia y exacta, su poesía única y perfecta, sus maneras argentinas y castellanas que no han encontrado todavía paralelo ni parangón y que se resisten a dejar de ser la causa ejemplar y la referencia ineludible para las letras argentinas e ibero-americanas.
¡Esa pobre alma atormentada...! ¿Cómo olvidarla? Por eso lo encomendamos a las oraciones de nuestros (pocos) lectores. No nos importa porqué se mató ni nos gusta escribir ni difundir culebrones sobre el asunto, ni aprovechar su tragedia para engalanar gratuitamente o a una nieta guerrillera o endilgarle un hijo supuestamente torturador. Su muerte la habrá arreglado él mismo con Dios Nuestro Señor, el Creador. Nos importa, eso sí, que su figura inmensa, su pluma augusta y su nombre limpio no caigan en manos de oportunistas, logreros e hijos simulados de prosapias que ni las merecen ni las respetan. Ni queremos aprovecharnos de los mitos creados por un periodismo irresponsable, macaneador y pervertido —vamos, periodismo puro— que ha hecho del poeta un dilecto blanco para arrojar basura contra la Patria.
Por eso lo recordamos en esta hoja y pedimos para él oraciones al Altísimo. Los homenajes, por ahora ni los hacemos ni los queremos.