viernes, 27 de mayo de 2016

“La Revolución de Mayo”, por Mario Accorsi

H
a caído en nuestras manos gracias a la generosidad habitual de un querido amigo, la obra “La Revolución de Mayo” del joven autor Mario Accorsi y que ha sido recientemente puesta a la venta por “Gárgola” Editores. Es prácticamente del tamaño de un folleto, con 125 páginas en cuerpo mediano, editado con elegancia aunque con algunos errores sintácticos y gramaticales menores sobre todo, en los tres primeros capítulos.
La obra, aparecida prácticamente en las vísperas del Bicentenario de la Independencia de Julio -onomástico que amenaza ser pasado por alto por las autoridades de ocupación de la pobre Nación Argentina- hace un resumen y pasa revista a las más imporantes cuestiones relativas a los episodios de Mayo, como por ejemplo: las hipotéticas influencia jacobina, influencia de la Independencia norteamericana sobre la nuestra, influencia inglesa, verdadero sentido monárquico y tradicionalista de los líderes más conspicuos de Mayo, y por fin, el punto más debatido de todos, que es si realmente existió una voluntad independentista en sentido absoluto y no una mera reafirmación autonómica, amenazada por la política de los Borbones y por los sucesos bonapartistas en Europa.
Todo ello, en precisas y preciosas grajeas que no dejan al acaso punto importante alguno, los cuales trátanse con espíritu sintético pero con exacto rigor científico.
Recordemos que tanto la Izquierda liberal, como los liberales de la Línea de Mayo-Caseros, coinciden con algunos pobres ilusos del carlismo -vernáculo o transoceánico- en caratular la Revolución de Mayo como un rebrote autóctono del jacobinismo revolucionario francés, lo cual no puede estar más alejado de la realidad y de las conclusiones que ofrece la historiografía disponible. Mucha de ella -y acompañada por las citas de afamados autores como Enrique Díaz Araujo, Roberto Marfany o Ricardo Zorraquín Becú- es utilizada por el autor para despejar las incógnitas que, tomadas como datos de la realidad, plantea como desafíos para el historiador.
No dudamos en recomendar el altísimo valor didáctico de esta obra, en particular, para quienes se sienten aficionados a la Historia Patria sin estar debidamente acreditados como historiadores sino como meros espectadores. No estaría demás emplear esta obrita en los colegios secundarios como refuerzo de los indigeribles manuales escolares oficiales en el año en que recordaremos la Declaración de la Independencia argentina; la cual, como dijera don Juan Manuel de Rosas en su discurso a la Legislatura de 1836, nos fuera impuesta más por la fatalidad que por nuestra voluntad.
Editó Gárgola, para su colección Revoluciones. En Buenos Aires y julio de 2015.

martes, 17 de mayo de 2016

Campo minado

Ese es el título, en inglés, para la película danesa Under Sandet (algo así como “Bajo la arena”) y cuyo asunto es el trato ilegal dado a los prisioneros de guerra alemanes por parte de los británicos después de la rendición en 1945, los cuales eran obligados a desenterrar las minas colocadas en las playas en previsión del desembarco aliado. Demás está decir que esta tarea está estrictamente prohibida en las Convenciones de Ginebra sobre tratamiento de prisioneros de guerra y que los alemanes jamás obligaron a los prisioneros a desarmar artefactos explosivos, pese a ser los malos del cuento. El asunto, pues, no es novedoso, pero forma parte del temario que solamente abordan los intrépidos y los sinceros, nunca los “correctos” y, en general, en medio de una escasez de recursos de producción rayano en la risa. Y es más, es de la clase de asunto del cual no se habla, o si se habla, se minimiza aludiendo a los judíos, a los rusos, a los polacos y -en medios católicos- al carácter pagano del nazismo. Como si la Unión Soviética, Estados Unidos, Inglaterra o la Francia Masónica del Frente Popular hubiesen sido campamentos de Acción Católica... Propiamente, un campo minado.

La película es de bajísimo presupuesto pero, no obstante, su desarrollo visual es -de la mano de una excelente dirección y una peculiarmente buena fotografía- de primerísimo nivel, así como el argumento resulta atrapante y bien presentado en su progresión hasta el final.

Si hiciera falta, esta película prueba que el buen cine es posible sin torrentes de lubricidad, efectos especiales, depravaciones sin cuento o sangre de tomate.

Ahora que, el asunto principal es triste y terrible y un espectador, dotado de un innegable buen sentido, ha querido calificarlo “como si fuera un accidente de trenes”: espectacular en su inicio y desarrollo, pero con un final horrible. Así es esta película o, mejor dicho, su argumento. Alemania no fue un país derrotado: fue un país devastado intencional y meticulosamente, y los otrora enemigos durante la contienda -eso fueron los dinamarqueses, cuyo territorio patrio fuera invadido por Alemania para permitir la defensa de Noruega, próxima a ser invadida por los francoingleses (y no con perfumería...) cuentan hoy la historia de una pequeña porción de este inmenso drama.

La película no la podemos recomendar por el asunto que trata no obstante hacerlo magníficamente bien, pues ese fondo es triste y feo: tanto, que el propio verdugo del comienzo, un suboficial inglés, termina por solidarizarse con sus víctimas; pero sí cuanto es una prueba palpable del bien hacer en materia de cinematrografía, algo que nos está faltando a gritos, pese a la oferta desenfrenada de celuloide electrónico, casi todo basura inmoral, que atesta y apesta “el mercado”.

martes, 10 de mayo de 2016

La Creación del Trabajador

La teología católica asegura que nadie es tentado más allá de sus fuerzas o, lo que es lo mismo, que Dios Nuestro Señor da a todos las gracias que le son necesarias para no pecar y salvarse.

Pero hay tentaciones y tentaciones, qué embromar. Hemos resistido cuanto hemos sido capaces de soportar, la tentación de demostrar que el peronismo fue más una efervescencia religiosa, un movimiento precursor zurdo-religioso-tercermundista, antes que una mera corriente política y social que, finalmente, desbarrancó un país relativamente rico y ordenado en la locura imparable del desencuentro, la violencia y la pobreza. Pero un paseo al simple acaso y a las puertas de la tercera edad por un suburbio bonaerense, nos ha quitado el resto de compostura burguesa arrojándonos al crisol de la pasión política desmadrada. ¡Y ved, noble lector, si la imagen no valía la pena!.

Pinche sobre la imagen para verla en todo su esplendor

Visto en el Partido de 3 de Febrero, Provincia de Buenos Aires, bajo el título -que no se ve en la fotografía- de "La Creación del Trabajador".