La diáspora de los hijos de Adán ha dejado su secuela de misteriosa religiosidad primordial en el ser humano, cuya soberbia miopía no le ha impedido reconocerse tributario de un misterioso poder divino que crea, sostiene, gobierna y ordena todas las cosas. Al cual poder, por diversas que hayan sido las historias particulares de los pueblos, sábese que hay deber de adorar y satisfacer. No existe religión que no tenga culto de adoración y satisfacción debidamente establecido. Hay, por lo tanto, cierta noción común de la expiación religiosa, como el medio eficiente de hallar gracia ante la divinidad. Y de consiguiente, una clara noción de pecaminosidad que, más o menos desviada por el alejamiento progresivo de la Revelación Primordial, no ha dejado de atormentar al hombre desde su creación. Todas las civilizaciones la han sufrido con resignación, pero con esperanza de hallar el perdón divino; menos el hombre moderno, que al negarla, la sufre con rebeldía pero sin remedio y desesperanza. Desesperanza serena, como el librepensador cínico, o desesparanza enloquecida, nomás.
El Cristianismo no es la síntesis de todas estas creencias, o acaso una más entre ellas, sino la Revelación del Dios verdadero al hombre, desde el Génesis, pasando por, e incluyendo, el Judaísmo, con la santa misión del Pueblo de Israel manteniendo la esperanza en la venida del Mesías; que se consuma con la Encarnación, la Pasión, Muerte y Resurrección del Redentor y la fundación de Su Iglesia, con lo cual Se ha mostrado al mundo como Dios verdadero y tal cual Él es: Uno y Trino, providente, justo y misericordioso. Y ha puesto en manos del hombre, por intermedio del Ungido, Dios Él mismo, y en la Iglesia, las herramientas de la Salvación propiciada, asistida y sostenida desde el Cielo.
Encontramos un interesante cuadrito animado que muestra (con cierta infantil pretensión) el desenvolvimiento histórico de estas sucesivas etapas religiosas paralelas al Cristianismo que, por ajustarse con bastante precisión a los términos históricos que surgen de la Biblia, nos parece conveniente ofrecer a nuestros lectores. No obstante, debe hacerse la salvedad que tanto la Ortodoxia oriental de raíz Griega, como el Protestantismo anglo-sajón en todas su variantes y, aún, el Islam, son propiamente herejías cristianas, o poscristianas, y cualquier distinción que se haga respecto dellas debe tomarse con cautela y razonable sentido histórico.
Uno de los signos del fin del mundo, sería la predicación del Evangelio en todo el orbe. Así que sáquense las conclusiones
El Cristianismo no es la síntesis de todas estas creencias, o acaso una más entre ellas, sino la Revelación del Dios verdadero al hombre, desde el Génesis, pasando por, e incluyendo, el Judaísmo, con la santa misión del Pueblo de Israel manteniendo la esperanza en la venida del Mesías; que se consuma con la Encarnación, la Pasión, Muerte y Resurrección del Redentor y la fundación de Su Iglesia, con lo cual Se ha mostrado al mundo como Dios verdadero y tal cual Él es: Uno y Trino, providente, justo y misericordioso. Y ha puesto en manos del hombre, por intermedio del Ungido, Dios Él mismo, y en la Iglesia, las herramientas de la Salvación propiciada, asistida y sostenida desde el Cielo.
Encontramos un interesante cuadrito animado que muestra (con cierta infantil pretensión) el desenvolvimiento histórico de estas sucesivas etapas religiosas paralelas al Cristianismo que, por ajustarse con bastante precisión a los términos históricos que surgen de la Biblia, nos parece conveniente ofrecer a nuestros lectores. No obstante, debe hacerse la salvedad que tanto la Ortodoxia oriental de raíz Griega, como el Protestantismo anglo-sajón en todas su variantes y, aún, el Islam, son propiamente herejías cristianas, o poscristianas, y cualquier distinción que se haga respecto dellas debe tomarse con cautela y razonable sentido histórico.
Uno de los signos del fin del mundo, sería la predicación del Evangelio en todo el orbe. Así que sáquense las conclusiones
3 comentarios:
Linda animación. Felicitaciones por el descubrimiento.
Nos falta China!jejeje.
Se vé bonito pero la verdad es que granparte de lo que está en azul en realidad debería de estar nuevamente sin color.
Saludos.
En efecto, querido lector, habría que repintar el mundo ...
Pero lo que quisimos probar, era que el Evangelio había sido predicado prácticamente en todo el mundo; inclusive en China, desde el P. Matteo Ricci para acá. Así que lo que se dice faltar, no faltaría nada, o casi nada.
La Sagrada Escritura enseña que el Evangelio deberá ser predicado en todo el mundo, pero no dice que será aceptado ni practicado; la condición no sería, pues, que existan países católicos, o algo parecido, sino que haya existido predicación.
Y bien ...
¡Feliz Domingo! (O sea: Día del Señor)
I. D.
L. b-C.
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