miércoles, 6 de diciembre de 2006

Juicio por jurados

I consider trial by jury as the only anchor ever yet imagined by man, by which a government can be held to the principles of its Constitution

—Thomas Jefferson

Habíamos prometido una reseña sobre el sonado juicio por jurados —una novedad absoluta en la Argentina— en el cual se absolvió a una jóven mujer que asesinó a su hijita recién nacida. Encontramos en una página amiga, un comentario que refleja bastante bien nuestro pensamiento, así que, a él remitimos.
Con relación a ese artículo, nos ha sugerido un caro camarada de letras que episodios como éstos, no parecen ser exclusiva consecuencia de una visión maniqueo-marxista de la vida, sino que son muy propios también del liberalismo, la cual verdad no nos atreveríamos a negar, por provenir además de quién proviene. Sin embargo, se nos ocurre que, tal como profetizara Nuestra Señora en Fátima, "Rusia esparcirá sus errores por el mundo", y uno de ellos —nada pequeño— es, precisamente, esta cosmovisión dialéctica y materialista de la vida; y en especial, de la vida de relación, envenenada por esos rencores y estos horrores, que menciona el articulista. La falta de matiz ya no es exclusiva del mundo marxista o, si se prefiere, ha sido diseminada como un "hallazgo" de Marx, digno de ser culturalmente importado por el liberalismo.
El juicio por jurados es una democratización de la verdad objetiva, es decir, un imposible lógico y, como principio, un abuso jurídico. De una premisa falsa de sigue cualquier cosa, inclusive una conclusión que, casualmente, pueda ser verdadera. Pero más parecida a las notas de la flauta del fabuloso burro músico, que a una consecuencia de la ordenación recta de las cosas según la razón.
Todo lo cual prueba, en todo caso, que el liberalismo, hijo espiritual del libre exámen, no quiere dejar de ser un basurero cultural.

4 comentarios:

Muret dijo...

Estimado Ludovico: Este es un tema que se las trae...
En mi humilde experiencia, he constatado que la verdad objetiva tampoco es respetada en el sistema argentino en el que un Juez decide la causa en base a las pruebas aportadas por la partes. Engañar a un sólo Juez es bastante fácil, también, y hay que tener en cuenta que los favores bajo mesa no son tan extraños como nos gustaría a los que frecuentamos el foro.
El juicio por jurados me ha provocado todo tipo de reacciones. A veces le veo virtudes casi sobrenaturales, y otras, me parece un aborto de la justicia. Es difícil juzgar este sistema midiéndolo con la vara de la justicia perfecta.
En un juicio, cualquiera sea, pocas veces se logra dilucidar la verdad objetiva. Y aún así, a veces la verdad objetiva puede llegar a ser más injusta de ser aplicada a rajatable. No estoy en contra del dicho: Dura lex sed lex, pero llegué a la conclusión (sin ser un estudioso, ni haberle dedicado horas al tema, sino sólo desde mi propia experiencia como abogado) que el juicio por jurado puede darnos má ventajas que desventajas.
En primer lugar, implica un compromiso del ciudadano común en la administración de la justicia, permitiendo ello configurar a la justicia conutativa de una forma más parecida a la conformaci{on social que se tiene. En otras palabras: Si tenemos los políticos que nos merecemos, tendremos también la justicia que nos merecemos. Todos nosotros.
En segundo lugar, si bien es cierto qe el juicio por jurados parece permitir cierto histrionismo actoril de parte de los letrados invlucrados, más perocupados en impresionar al jurado que en demostrar la verdad de sus argumentos, ese ejercicio de retórica, digo, no es diferente al que se practica hoy en día, salvo que a un jurado es un poco más dificil impresionarlo que a un Juez. O por lo menos, hay que impresionarlo de una manera más homogénea, digamos, por poner una palabra.
En tercer lugar, y con el paso del tiempo, los juicios por jurados terminarán educando a una parte importante de los ciudadanos, haciendo una justicia más "sentimental" (palabra que odio pero no quiero usar "popular", que odio aún más), y permitiendo conformar mejor (en el sentido de "o lo que debe ser según la naturaleza política democrática", no lo mejor objetivamente.
En fin, apenas unas reflexiones amateurs, que si, encontrás erradas, agradeceré que en caridad me corrijas.
Saludos cordiales y excelente el blog.

Ludovico ben Cidehamete dijo...

Querido Muret:
El derecho es un arte que se halla "soportado" por la ciencia correspondiene. Velázquez o Caravaggio son supremos exponentes de su arte, pero con previo dominio de la ciencia (o técnica) que sustentan su arte. A la dicha ciencia le han agregado su talento personal, su ojo único, su chispa divina ...
El juez debe hacer lo mismo pero con el agravante que, de su buen o mal ejercicio del arte correspondiente, se seguirá algún infortunio para alguien o una buena administración de justicia. Lo cierto es que el jurado técnico, los jueces, tienen cierto oficio adquirido por ser abogados y conocer las reglas a que deben atenerse para juzgar, por ejemplo:
El juez conoce solamente lo que está en el proceso (Santo Tomás da un formidable fundamento a esta regla romana); luego, en juicio, la verdad es de carácter formal, antes que lo que llamamos "objetivo", por que no se juzga según un propio saber sino según el de otros. Y las reglas para la adquisición de las pruebas están "pretasadas" para evitar el fraude o el error (por ejemplo el famosísimo: "testis unus, testius nullus", que algún genio reformador suprimió del código de procedimientos penales). Sólo Dios puede juzgar según su propio poder y sabe por sí mismo todas las cosas. ¡Líbrenos Él de los jueces que lo saben todo!
Si pasamos de la valoración de las pruebas, a la sentencia de mérito misma, resulta igual: el técnico podrá emplearse mejor en la equidad, pues conoce mejor las breves sentencias que aquí llamamos "artículos" de códigos (me refiero más a las del código civil y a las reglas sobre la punibilidad del penal), que son adquisiciones de la ciencia jurídica obtenidas durante siglos de intentar lograr la equidad (causa formal intrínseca del derecho) y puede, así, aplicar mejor la analogía y los sitios paralelos del derecho objetivo, o ley (que es solamente causa formal extrínseca del derecho).
Y es que siempre, y en todo caso, el derecho (la misma cosa justa) es obra de la recta razón operando sobre la voluntad; y no es fácil defender que la muchedumbre, por el solo hecho de serlo, tenga más razón que alguien preparado. Que los jueces que tenemos (un pueblo no debe tener ni los políticos ni los jueces que se merece, SINO LOS QUE NECESITA, pues si fuera cuestión de méritos ...) sean de regular para abajo, no quita que deban ser ... como deben ser.
Por último, fíjese que es una forma judicial asociada a un sistema político que no es, precisamente, el que ha dado más muestras de justicia al mundo (mérito que nadie negaría sensatamente al imperio romano) y que contiene, pues, un vicio inicial de tendencia ideológica.
Para terminar, acudiré al juicio "por jurados" más famoso de la Historia: Cristo, absuelto por el juez técnico, fue condenado por la muchedumbre, que gritaba "¡crucifícale!" al indeciso procurador romano que "no hallaba culpa alguno en Ese justo ...".
En esta alborada democráctica del mundo, convengamos, el estreno fue desastroso ...
Cordiales saludos.
L. B-C.

Muret dijo...

Estimado Ludovico: Muy buena su respuesta. Mucha gracias.
Eso del primer juicio por jurados del mundo (Nuestro Señor Jesucristo) me la veía venir... je.
La verdad es que me ha dejado pensando y reconcociendo mi ignorancia, debo pensar un poco más acerca del tema.
Nuevamente gracia, me han servido de mucho tus reflexiones.

Ludovico ben Cidehamete dijo...

El blog amigo "Cruz y Fierro" ha enviado un comentario que dice así:

"Me hizo recordar lo de la Iglesia de Laodicea del Apocalipsis. Según dicen quienes entienden de etimologí­as, laodicea quiere decir la justicia en manos de los pueblos"

PIdo mil perdones a "Cruz y Fierro", pero se borró la entrada, así que la reproduzco del mensaje automático que manda el servidor.
Y como respuesta (que no comentario, que no lo necesita por que es tan sintético como acertado), debo declarar que sí, que creo que estamos viviendo la Iglesia de Laodicea, con todo lo bueno, lo malo y lo trágico della. "Estoy a punto de vomitarte", escribe de esta edad, el discípulo Amado. Y bien mirado, que sí, que ese es el sentimiento que produce ...