martes, 24 de abril de 2007

El limbo no es para los Mártires

Muchas preguntas suscita la definición dogmática sobre la necesidad de la recepción del Bautismo —de agua, de sangre o de deseo— como condición indispensable para la Salvación, o sea, para entrar al Cielo “de lleno”; parece que la cuestión más urgente —y aún la más exigente, “pastoralmente” considerada, como supuestamente habría declarado la fantasmal “Comisión Bíblica Internacional” en cuya página NO ESTÁ publicado este supuesto documento sobre el limbo— es la que atañe a los abortados, que no irían al Cielo.

Y en este particular renglón es donde quisiéramos detenernos un instante, por que no parece conjugarse con el sensus fidei, así como así, que las almas de los niños abortados queden por toda la eternidad en el Limbo, o como se llame el lugar (pues tiene que ser un lugar el que aloje a sus cuerpecitos resucitados) a dónde van los que mueren sin pecados mortales propios, pero con la mancha del pecado original. Porque respecto de ellos, existe como una general conciencia intuitiva de que no lo sufrirán, pues no podrían, en justicia, equipararse a los que han muerto sin el Bautismo y sin pecados personales; certeza moral que tal vez existe ya, para justificar a todos aquellos nonatos que, deseando sus padres el Bautismo para ellos, no alcanzan a recibirlo por no haber llegado a término.

Para resumir una cuestión que merecería una explicación más adecuada, emanada de quien tiene el oficio y la autoridad para exponer y declarar (¡no para inventar!) estas cuestiones, afirmamos con la Iglesia Universal que los abortados, aunque no estén Bautizados y aún siendo inconscientes, van derecho al Cielo por motivo de la sangre vertida por causa del odio a Cristo, y poseen así el Sacramento del Bautismo bajo la modalidad de Bautismo de Sangre, que es el propio de los Mártires. Y las almas de los Mártires están ya en el Cielo, clamando por la Resurrección de los cuerpos, como se afirma en el Apokalysis.

La Iglesia lo afirma sin la menor hesitación; al punto tal, que conmemora cada año la Fiesta de los Santos Inocentes el día 28 de diciembre, no obstante que las víctimas de este espantoso episodio sanguinario, es presumiblemente seguro que no estaban bautizadas con agua ni en el deseo. El mismo principio, pensamos, vale pues para los abortados por que, como podría demostrarse sin demasiado esfuerzo, son víctimas del odio satánico a Cristo. La Patrología latina (PL, 40, 655) sostiene la justificación por la Sangre de los Santos Inocentes, que mueren por Cristo aún sin saberlo, en un texto que ya habíamos referido en una entrada anterior, pero que volvemos a copiar:

«Cuando los magos hacen saber a Herodes que ha nacido el Rey, Herodes se altera y, para no perder su reino, quiere matar al recién nacido; y sin embargo, si hubiese creído en él, hubiera podido reinar tranquilo aquí en la tierra y para siempre en la otra vida... Aquellos niños, sin saberlo, mueren por Cristo»

Por lo cual es posible sostener, apoyándose en la Liturgia, que es la oración y la fe de la Iglesia, la posibilidad de que los abortados sean auténticos Mártires y, por consiguiente, sujetos expresos del Bautismo de Sangre; como lo son todos aquellos que —aún sin saberlo o hasta privados de todo discernimiento, como serían los infantes asesinados por Herodes— mueren sin el Bautismo de agua por causa del odio a Cristo.

Restaría probar, finalmente, que los abortados, cualquiera fuera su número y condición, mueren por Cristo y deben ser considerados mártires y que, por lo tanto, están en el Cielo.

El mundo moderno, al cual algunos creen suficiente rotularlo como “post moderno”, nosotros preferimos llamarlo “post cristiano” y “neo pagano”, por que son conceptos que se ajustan mejor a su condición actual y definen con más acabamiento su tendencia, sus preferencias y su sentimientalismo alucinado, causa de su irracionalidad. De aquel paganismo racional, al estilo romano o griego, o aún oriental, nada se guarda ni se conserva, por que el neopaganismo actual es propiamente una furiosa reacción contra su agua lustral, contra la gracia santificante primera, contra Cristo mismo —¡contra el Bautismo!—, antes que una situación defectiva del conocimiento proveniente de la falta de la iluminación de la Gracia, como lo habría sido en los primeros hombres, después del Pecado Original. Y por eso mismo, representa el último peldaño, el más grosero y obscuro de cualquier paganismo posible: Es un paganismo decadente y no ascendente, como lo fuera el de la Antigüedad.

De allí que, llamarlo “post cristiano”, sea algo más proporcionado a la verdad; y calificarlo de anticristiano, sea perfecto. Y al igual que cualquier otro análogo suyo, un paganismo anti cristiano necesita, como es de toda evidencia, presentarse con las características de su género: idolatría, desorden moral, sodomía y sacrificios humanos, por que la oblación de la sangre es el característico sello satánico, infaltable, de todo paganismo y especialmente del paganismo reinante, que ha abjurado de las formas más elevadas del paganismo antiguo para sumergirse en su peor (y acaso última) modalidad.

Sin embargo, todo ello no determina en forma concluyente y por sí mismo que las muertes por aborto sean crísticas, en Él o por Él, como sería preciso para explicar su carácter martirial y, por implicancia necesaria, el Bautismo de sangre que conllevarían. Pero es por esta misma razón, que los Santos Inocentes han sido admitidos en el seno de la Iglesia y en el Santoral ex post facto, después de conocida y revelada la Historia del Divino Niño y después de consumada la Redención. La Iglesia, que retiene para sí el don profético, cuya primer acepción consiste precisamente en interpretar las Sagradas Escrituras y las realidades terrenales a la luz de la Revelación, así lo cree. Y así, del mismo modo, deberá ocurrir esta vez: cuando Cristo vuelva se conocerá, final y seguramente, que estos espantosos sacrificios humanos eran el Adviento de su Segunda Venida, la rabia homicida del maldito ante la inminencia de su fin; y entonces, y acaso solo entonces, comprendamos que los cientos de miles de abortos han dado a la Iglesia los mártires precursores del Reino que se avecina.


11 comentarios:

Tito... dijo...

Estimado Ludovico:

1) No, no me enojo, pero sería absolutamente más apropiado publicar el "chiste" un 28 de diciembre.

2) Según Ud., podría decirse que los niños que mueren por abortos espontáneos van al limbo, y los otros al cielo.

3) Se escuchó decir por ahí:

+ Quede aclarado, de todos modos, que la condena que contra el aborto mantiene la Iglesia es por dos causas, y no por mera conveniencia o coherencia doctrinal: La primera es de carácter sobrenatural, pues además del pecado de homicidio que cometen la madre y todos los cooperadores conscientes, al abortado se le cierra, por principio, el camino a la perfecta vida de la Gracia, y que es uno de los mayores agravantes del nefando delito de aborto.

++[...]si los recién nacidos, o los no nacidos, ni se condenan ni quedan excluídos de la visión eterna —que es la Vida misma de la Trinidad Divina— por causa de la ausencia del Bautismo, ¿qué habría de terriblemente malo, siniestro, desde el punto de vista sobrenatural, en suprimirlos ...? ¡Si hasta se les estaría haciendo un favor, evitándoles que pequen ...!

+++[...]Coincido, pues, con su sacerdote amigo. Y pretendo demostrar que la Iglesia Universal también [al creer que los niños asesinados mediante abortos pueden ser considerados mártires]

++++Afirmamos con la Iglesia Universal que los abortados, aunque no estén Bautizados y aún siendo inconscientes, van derecho al Cielo por motivo de la sangre vertida por causa del odio a Cristo, y poseen así el Sacramento del Bautismo bajo la modalidad de Bautismo de Sangre.

Ud. dirá, ¿se debe difundir esta doctrina o conviene jugársela de callados?

Saludos

pd: Disculpe si le busco mucha vuelta a lo que escribe, lo hago con la esperanza de sacar algo en limpio.

Anónimo dijo...

Nuevamente, lo felicito por su material. En estos tiempos de sombras, es cuando brillan las estrellas.

Ramón

Ludovico ben Cidehamete dijo...

Querido Tito:
1. En realidad, más que un chiste, ha sido un reclamo, un triste reclamo, para todos aquellos que siguen guardando ominoso silencio, o llorando por causas ajenas a su sagrado ministerio. En México hoy, de todos modos, salió la ley del aborto. Como dice Rorate Cæli: Parece que volverá a haber sacrificios humanos en Tenochtitlán (como verá entonces, que el aborto sea considerado un "sacrificio humano" anticatólico no es idea privativa nuestra).
2. Algunos sí, otros no. Dependería de la disposición de los padres. En los actos morales hay tres elementos: Fin, Objeto y Circunstancias. Así que deben verse atentamente los tres.
3. En principio, los bebes abortados, al no estar bautizados, no podrían entrar al Cielo e irían al limbo. Por eso decimos que se les cierra voluntariamente la vida de la Gracia, como principio. Pero si aceptamos, como parece bastante razonable, que son víctimas de un sacrificio ritual satánico, realizado por odio a Cristo, entonces serían "Santos Inocentes", como los que mató Herodes. Pero como se dice en la entrada comentada, eso lo sabremos definitivamente después de la 2ª venida de Cristo, como lo de los SAntos Inocentes lo aseguramos después de la 1ª. Así y todo, con Bautismo de Sangre incluido, la ausencia de los demás Sacramentos será también un "salto para abajo" en la visión beatífica. Un bautizado, fallecido en Gracia, que haya recibido el sacramento de la Confirmación, y acaso la Santa Comunión como Viático al morir, es indudable que tendrá una perfección beatífica de la cual no dispondrá el bebe asesinado. Los Sacramentos son los signos sensibles de la Gracia, y la Gracia es la participación en la Vida Divina, una sobrenaturaleza que se agrega a la naturaleza, no lo olvide.
4. De todas formas, la salvación de los abortados, por considerárselos mártires, o de los abortos espontáneos de los hijos de padres bautizados, son criterios excepcionales que merecerían una declaración expresa de la Iglesia pues, como Ud. comprenderá, quedan al margen de una verdad dogmática como la que enseña que sin Bautismo no hay salvación. Y ese principio es inamovible.
5. No sé si se debe difundir esta "doctrina" tal como la expongo (ni tampoco sé si es una doctrina), pero se puede confrontar cada punto de mis afirmaciones con la doctrina tradicional de la Iglesia y se verá que lo único que hago es una especie de collage, a fin de resolver el caso concreto. Desde luego, en todo quedo sujeto a lo que la Iglesia pronuncie definitivamente.
Pero no me sujeto a lo que digan las noticias de Internet malintencionadas, claro está, ni a los dictados de los diarios, que son los que promovieron tan inoportunamente esta cuestión.
Si Ud. ve el enlace que ponemos en nuestro post de hoy, verá que en la página de la Comisión Teológica no hay ningún documento sobre el limbo, ni sobre nada que tenga relación con este asunto.
¿No le dice nada ....?
Su Santidad, pese a sus conocidas opiniones anteriores a su elevación al Pontificado, no ha vuelto a tocar el tema, ni ha terciado en esta hipotética controversia. Ni que sepamos, ha autorizado realmente su publicación (los actos pontificios, inclusive los más nimios, se publican en la página de la Santa Sede).
¿No le indica nada ...?
Mis cordiales saludos, con la bendición del León Evangelista, cuya fiesta celebramos hoy.
L. b-C.

Tito... dijo...

Estimado:

a)No vienen nada mal las aclaraciones, para despejar cualquier apariencia de contradicción en sus escritos.

b)Estamos de acuerdo en que no conviene fiarse de la información que está circulando desde el fin de semana pasado. Como decía hace poco, incluso (digo incluso, por decir algo) Zenit se hizo eco de estas cosas, con un artículo que tiene un par de inexactitudes o, al menos, cosas dudosas.
Acerca de esto que dice Ud.

en la página de la Comisión Teológica no hay ningún documento sobre el limbo, ni sobre nada que tenga relación con este asunto.

habría que decir que lo sí está disponible, es el discurso de JP II a los miembros de la CTI, en octubre del 2004, que sí habla sobre el tema, y los invita a "ofrecer una síntesis teológica que pueda servir de ayuda para una praxis pastoral más coherente e iluminada."

Comparto una duda con Ud. ¿En la Santa Sede no leen los diarios? ¿Nadie se enteró del revuelo que se armó?
Digo, ¿no vendría bien una aclaración pública?

Muret dijo...

Estimado Ludovico: Muchas gracias por el interesantisimo post. Coincido con el contenido en un 100%, y con usted, hago la salvedad de atenerme a lo que diga Roma.

Tito: ¡¡Tanto tiempo!!. Verdaderamente nos debemos un almuerzo, je.
Tu comentario de apertura me gustó, y con vos trato de sacar algo en limpio de todo lo que se ha dicho.
Y a tal efecto, me gustaría hacer los siguientes comentarios.

Se habla de los niños muertos sin bautismo. Pero no todas las muertes son iguales. Y aquí las circunstancias de las muertes son determinantes.
Teniendo esto en cuenta me permito (bajo corrección por supuesto) distinguir: (i) Niños muertos en clinicas abortistas (antros satánicos y verdaderas sucursales del infierno); (ii) Niños muertos por abortos espontáneos o naturales; (iii) Niños ya nacidos muertos sin consciencia y que por circunstancias ajenas a la voluntad de los padres no han podido ser bautizados.
El caso (i) me parece que pueden ser equiparados a los mártires inocentes que mencionaba Ludovico (y yo mismo en la entrada anterior, según un sacerdote amigo y de confianza). El odio satánico los mata y su muerte es verdadero Tetimonio. Hay bautismo de sangre.

En el caso (ii), entra a jugar el deseo de bautismo de los padres, teniendo en cuenta que son llamados por Dios en las circunstancias que El decide como las mejores (incluso uede que para edificación de los padres y amigos "adultos"). En este caso, la Iglesia (o mejor dicho, algunos teologos de confianza, Santos muchos) sostienen que el Limbo es lo que mejor se adecúa como receptáculo de estas almas y futuros cuerpos resucitados, por el pecado original no borrado. Ojo, esto NO es condena. Pero ya Santo Tomás admite la posibilidad de la Gracia Invisible (es decir sin sacramento), con lo que reonoce que es posible que lleguen al cielo. San Agustín por ejemplo, tengo entendido que apoyaba esta postura.
Cualquiera de estas dos posturas es hoy válida, y no cambia en nada el destino de estos pequeños, del cual tendermos certeza el día del Juicio Final (o en el del particular, si no llegamos, je).
Digamos que estan en buenas manos, como creo que vos mismo pusiste en otro blog.

El caso (iii) es muy similar al anterior, con la salvedad de que estos niños son ya nacidos y presumiblemente los padres quieren bautizarlo. Ahora bien. Cada caso es único. Cuando nació mi hijo, yo particularemnte rezé con él y por él desde el primer día hasta que la semana siguiente fue bautizado (y sí, hoy también, che, no seas mal pensado, je). Desde pequeño se acostumbró al arrullo del rosario en familia y hoy le gusta dormirse entre los dos rezando.
¿Porqué lo digo? No por ser ejemplo de nada (que no lo soy), sino porque muchas de las observaciones vienen de gente que espera el momento de decir "Ja, la Iglesia cambió!!! Vieron??" y cuando decimos que no, que en el fondo siempre dijo que es responsabilidad de los padres suministrar el alimento espiritual a los hijos, por medio de los sacramentos, te dicen que no pueden los hijos asumir para la eternidad los errores de los padres.
El punto es que sí, que los hijos siempre llevan consigo la responsabilidad o irresponsabilidad de los padres y Cristo tendrá esto en cuenta a la hora de medir las culpas (de los padres y de los hijos).
O sea que no me parece que haya contradicción en las citas y documentos transcriptos.

Otro tema a tener en cuenta es que la Iglesia jamas declaró condenado a alguien. Y esto es por supuesto aplicado a los niños muertos sin bautismo.
Sí declaro y declara con toda razón la necesidad del bautismo como medio de salvación (incluso lo he visto en el panfleto circulante que nos ocupa).

Hasta acá llegué querido Tito. Agradeceré que amplíe hasta completar mi ciencia.

Saludos cordiales

Ludovico ben Cidehamete dijo...

Apreciados amigos:
1. Sí, sería preciso (y yo agrego: muy necesario) hacer una urgente declaración sobre todo este escándalo que, nada inocentemente, se ha puesto a girar por el mundo.
Si la aclaración contuviese una explicación renovada de la doctrina tradicional, mejor. Pero sobre todo, lo que urge es desautorizar la noticia que está en los diarios y demás medios, en lo que tiene de falso.
2. El Discurso de Juan Pablo II fue una invitación (y no fue la primera) a dedicar tiempo y atención al estudio teológico del Limbo; desde luego, no era para alentar que se desvirtuara la necesidad del Bautismo.
3. Y por fin, que con el amigo Muret he encontrado un excelente abogado ...
Mis saludos a ambos, en especial, si alguno se llama Marcos, cuya fiesta se celebra hoy.
L. b-C.

Tito... dijo...

Muretiño, Muretiño:

¿Qué decir? Gracias por compartir tus experiencias familiares. Pintaste un cuadro emocionante. Gracias!

Me copio esto y lo enmarco:
"Los hijos siempre llevan consigo la responsabilidad o irresponsabilidad de los padres y Cristo tendrá esto en cuenta a la hora de medir las culpas (de los padres y de los hijos)."

En general, de acuerdo con tu comentario.

Que Dios te bendiga, amigo.

Tito... dijo...

Don Ludovico:

Lo saludo en voz baja, porque ya es algo tarde.

Dios lo bendiga a Ud. también.

Saludos
Tito

pd: para ser de tranco lento, estos días está respondiendo con una velocidad sorprendente

Anónimo dijo...

Hola yo de nuevo,no me queda claro si el Papa escribió el documento o no, o qué pasó con eso.
Lo demas si que está bien claro.
Helena Arequipeña

Muret dijo...

Estimado Tito: Espero que en el futuro no tengas que tirarme en la cara lo de la responsabilidad de los padres!!.
Te aseguro que me da un julepe que no veas.
Saludos

Ludovico ben Cidehamete dijo...

Apreciada Helena:
Lamento no haber sido claro en ese punto: El Papa no escribió este documento, sino que ha sido elaborado por la Comisión Teológica Internacional, pero no forma parte del Magisterio de la Iglesia. Aún no está listo del todo y, pese a que andan dando vueltas algunas copias, el texto definitivo será anunciado en los primeros días de mayo, si el Dicasterio correspondiente lo aprueba.
Los textos que andan por ahí, no son auténticos, sino que hacen interpretación del texto auténtico.
Muchos saludos
L. b-C.