Querido Muret:
Los “intelectuales” que De Gaulle no fusiló ni fusilaría jamás, y los zurdos que se apoderaron de Vichy (Laval y cia.) desplazando al tradicionalismo católico y monárquico francés, sumado a los condicionamientos que el parlamento puso a la gestión de Petain, serían algunos elementos a tener en cuenta para juzgar esa época de Francia.
No parece justo hacer recaer las culpas sobre todos aquellos que se encontraron en medio de una guerra que no habían preparado ni querido, pero que debieron afrontar de la forma en que buenamente Dios les diera a entender, ni parece justo exonerar a la democracia liberal que, creada en Francia a fines del siglo XVIII, sólo supuso a su mentora humillaciones nacionales, crímenes y vejaciones.
Por eso, no bastó llamar al viejo mariscal para salvar a la Patria (que en efecto fue salvada, al menos, de una destrucción espantosa como la sufrida por Polonia, Alemania, Austria, Hungría y otras regiones europeas devastadas principalmente por los Aliados) de una derrota que había tenido lugar mucho antes del regreso del anciano soldado a Francia (Petain, al comenzar la guerra, era embajador en España; se dice que Franco le avisó que no aceptara el Gobierno que le ofrecían ... para crucificarlo, pero el mariscal respondió que era su deber, pese a saber qué riesgos corría).
Cuando “la derecha” se hace cargo del desastre, ya era un desastre. Es una táctica de la zurda hacer siempre lo mismo: lanzarse a una aventura de impredecibles resultados y hacer pagar la cuenta a la derecha, que por patriotismo agarra igual el fierro caliente y trata de salvar lo que pueda, y generalmente lo logra a precio de elevados sacrificios.
Pregúntele al anciano ex presidente Bordaberry del Uruguay, o a los amables e ingenuos soldados argentinos, que pelearon contra el liberalismo y contra el marxismo, muriendo y matando, para que sus enemigos jurados siguieran en el poder y después los acusaran de criminales. Esa es la inconcebible lección de la democracia liberal; y lo inconcebible es que nadie la aprenda.
Esa es la principal causa del asesinato del pobre Brasillach, a quien admiro, como bien dice Cruz y Fierro, más por su testimonio inteligente, corajudo y honesto, o por su fino sentido de la realidad, que por sus letras o su pobrísima piedad personal. A mí su caso me resulta conmovedor.
No es José Antonio Primo de Rivera, un Grande de España y del mundo, pero es un caso conmovedor y no debe olvidársele.
En esta “descubierta desesperada” contra el estallido de la ira celestial, se inserta Vichy y la colaboración; los que estuvieron cerca de Petain, conocen al dedillo cómo el viejo Mariscal le hacía trampa a los alemanes con las remesas de prisioneros trabajadores (uno de los cuales, el preso Paul Rassinier, escribió en contra de los hornos crematorios ... Hoy estaría preso) o de materias primas y tantas otras cosas que, siendo inevitables, no eran irreversibles. Petain dijo que, puesto que no podía ser una espada para Francia, sería su escudo... Triste papel para un mariscal, pero inmenso el sacrificio que representa ¿Acaso De Gaulle se quedó en Francia para auxiliar a sus compatriotas ...? Y no es que fuera un don nadie: Era el Subsecretario de Guerra de Petain ... Un día se tomó un avión y se fué a Inglaterra ¿Ud. no lo fusilaría por deserción ante el enemigo ...? Pues él no se fusiló.
De todos modos, era tan prisionero de guerra el Mariscal como el resto de su país, aunque se hubiesen obtendido del que Ud. cree deshonroso armisticio, condiciones menos rigurosas que las que impusieran los Aliados a la Francia “liberada” (se habla de 100.000 muertos por la guerra civil post libertadora; De Gaulle reconoció 10.000; y se habla de 400.000 muertos en Italia ...) o a otros países también invadidos por Alemania, como Austria, que fue cuatripartida hasta bien entrados los años '50. ¿Ud. ha visto la película “El tercer hombre” ...? Eso era Viena a fin de los '40. ¡Viena, la capital de la única dinastía cuyo sostenimiento hubiera podido impedir las hecatombes del siglo XX ...!
Ud. verá en algo de nuestros primeros artículos, un homenaje a Karl I de Habsburgo, último emperador de Austria-Hungría y cuyo derrocamiento abrió el camino al nazismo.
El problema es, pues, bastante simple, aunque sean muy complejas sus consecuencias: Francia sufrió en 1940 un castigo divino por sus innumerables infamias e intrigas contra sus vecinos y su manifiesta apostasía, como prueba el historiador Jean Dumont en “Lepanto, la historia oculta”. De hecho, el extraordinario engrandecimiento de la Prusia pagana (luego imperial a expensas de Francia), es una maquinación borbónica pensada para debilitar a los católicos Austrias.
Por eso, y aunque lo que Ud. refiera de su familia —por desgracia común a casi toda familia francesa— sea realmente triste y doloroso, no es más que la reiteración de lo ocurrido en los años posteriores a la Revolución, o al bonapartismo, o al borbonismo decadente o el orleanismo (o cómo se diga, si es que se dice); al imperio del pillastre caído en Sedán, o la Comuna, o las leyes de persecución religiosa de los primeros años del siglo XX, etc. Francia está condenada a estar dividida, como el corazón de León Bloy, con mortal exactitud gala, por que no quiere estar unida bajo el cetro del Creador, que tantos bienes temporales le deparó, y que tanto se ocupó de ella. ¿Conoce alguna otra nación, además de los Judíos, en la cual el Padre Eterno haya suscitado santos para su salvación temporal, como Juana d'Arc...? Francia. ¿Predilección divina? Francia ...
No es la primera vez que hablamos de Francia, cuya decadencia sentimos con hispánico dolor; sin embargo, la decadencia de cada cosa, es según el orden natural de la misma, o sea por el crecimiento de su contradictorio. De modo pues que, lo que está llamado a amar, sólo decae odiando; lo que está para unir, dividiendo, y así todas las cosas.
Será cierto, como afirma por ahí algún escritor (tal vez R. Aron, no recuerdo), que Francia no fue creada para llevar sus Altares por el mundo, como España, pero tal vez para unir Europa, y no nada para esta horrenda apostasía de que hablábamos días atrás. ¡Cuánto lo sentimos! Somos hispanos, así que no hacemos sino ver con cariño a esta vecina de nuestros ancestros, de la cual hemos recibido solamente desprecio y envidia desde el comienzo de su triste e indetenible decadencia, a comienzos del siglo XVI.
¡Ay, Francia, cuándo comprenderás cuánto Dios se apiada de tí con estos dolores!
Mis cordiales saludos en Jesucristo Nuetro Señor, y María Santísima de Lourdes.
Ludovico ben Cidehamete
Los “intelectuales” que De Gaulle no fusiló ni fusilaría jamás, y los zurdos que se apoderaron de Vichy (Laval y cia.) desplazando al tradicionalismo católico y monárquico francés, sumado a los condicionamientos que el parlamento puso a la gestión de Petain, serían algunos elementos a tener en cuenta para juzgar esa época de Francia.
No parece justo hacer recaer las culpas sobre todos aquellos que se encontraron en medio de una guerra que no habían preparado ni querido, pero que debieron afrontar de la forma en que buenamente Dios les diera a entender, ni parece justo exonerar a la democracia liberal que, creada en Francia a fines del siglo XVIII, sólo supuso a su mentora humillaciones nacionales, crímenes y vejaciones.
Por eso, no bastó llamar al viejo mariscal para salvar a la Patria (que en efecto fue salvada, al menos, de una destrucción espantosa como la sufrida por Polonia, Alemania, Austria, Hungría y otras regiones europeas devastadas principalmente por los Aliados) de una derrota que había tenido lugar mucho antes del regreso del anciano soldado a Francia (Petain, al comenzar la guerra, era embajador en España; se dice que Franco le avisó que no aceptara el Gobierno que le ofrecían ... para crucificarlo, pero el mariscal respondió que era su deber, pese a saber qué riesgos corría).
Cuando “la derecha” se hace cargo del desastre, ya era un desastre. Es una táctica de la zurda hacer siempre lo mismo: lanzarse a una aventura de impredecibles resultados y hacer pagar la cuenta a la derecha, que por patriotismo agarra igual el fierro caliente y trata de salvar lo que pueda, y generalmente lo logra a precio de elevados sacrificios.
Pregúntele al anciano ex presidente Bordaberry del Uruguay, o a los amables e ingenuos soldados argentinos, que pelearon contra el liberalismo y contra el marxismo, muriendo y matando, para que sus enemigos jurados siguieran en el poder y después los acusaran de criminales. Esa es la inconcebible lección de la democracia liberal; y lo inconcebible es que nadie la aprenda.
Esa es la principal causa del asesinato del pobre Brasillach, a quien admiro, como bien dice Cruz y Fierro, más por su testimonio inteligente, corajudo y honesto, o por su fino sentido de la realidad, que por sus letras o su pobrísima piedad personal. A mí su caso me resulta conmovedor.
No es José Antonio Primo de Rivera, un Grande de España y del mundo, pero es un caso conmovedor y no debe olvidársele.
En esta “descubierta desesperada” contra el estallido de la ira celestial, se inserta Vichy y la colaboración; los que estuvieron cerca de Petain, conocen al dedillo cómo el viejo Mariscal le hacía trampa a los alemanes con las remesas de prisioneros trabajadores (uno de los cuales, el preso Paul Rassinier, escribió en contra de los hornos crematorios ... Hoy estaría preso) o de materias primas y tantas otras cosas que, siendo inevitables, no eran irreversibles. Petain dijo que, puesto que no podía ser una espada para Francia, sería su escudo... Triste papel para un mariscal, pero inmenso el sacrificio que representa ¿Acaso De Gaulle se quedó en Francia para auxiliar a sus compatriotas ...? Y no es que fuera un don nadie: Era el Subsecretario de Guerra de Petain ... Un día se tomó un avión y se fué a Inglaterra ¿Ud. no lo fusilaría por deserción ante el enemigo ...? Pues él no se fusiló.
De todos modos, era tan prisionero de guerra el Mariscal como el resto de su país, aunque se hubiesen obtendido del que Ud. cree deshonroso armisticio, condiciones menos rigurosas que las que impusieran los Aliados a la Francia “liberada” (se habla de 100.000 muertos por la guerra civil post libertadora; De Gaulle reconoció 10.000; y se habla de 400.000 muertos en Italia ...) o a otros países también invadidos por Alemania, como Austria, que fue cuatripartida hasta bien entrados los años '50. ¿Ud. ha visto la película “El tercer hombre” ...? Eso era Viena a fin de los '40. ¡Viena, la capital de la única dinastía cuyo sostenimiento hubiera podido impedir las hecatombes del siglo XX ...!
Ud. verá en algo de nuestros primeros artículos, un homenaje a Karl I de Habsburgo, último emperador de Austria-Hungría y cuyo derrocamiento abrió el camino al nazismo.
El problema es, pues, bastante simple, aunque sean muy complejas sus consecuencias: Francia sufrió en 1940 un castigo divino por sus innumerables infamias e intrigas contra sus vecinos y su manifiesta apostasía, como prueba el historiador Jean Dumont en “Lepanto, la historia oculta”. De hecho, el extraordinario engrandecimiento de la Prusia pagana (luego imperial a expensas de Francia), es una maquinación borbónica pensada para debilitar a los católicos Austrias.
Por eso, y aunque lo que Ud. refiera de su familia —por desgracia común a casi toda familia francesa— sea realmente triste y doloroso, no es más que la reiteración de lo ocurrido en los años posteriores a la Revolución, o al bonapartismo, o al borbonismo decadente o el orleanismo (o cómo se diga, si es que se dice); al imperio del pillastre caído en Sedán, o la Comuna, o las leyes de persecución religiosa de los primeros años del siglo XX, etc. Francia está condenada a estar dividida, como el corazón de León Bloy, con mortal exactitud gala, por que no quiere estar unida bajo el cetro del Creador, que tantos bienes temporales le deparó, y que tanto se ocupó de ella. ¿Conoce alguna otra nación, además de los Judíos, en la cual el Padre Eterno haya suscitado santos para su salvación temporal, como Juana d'Arc...? Francia. ¿Predilección divina? Francia ...
No es la primera vez que hablamos de Francia, cuya decadencia sentimos con hispánico dolor; sin embargo, la decadencia de cada cosa, es según el orden natural de la misma, o sea por el crecimiento de su contradictorio. De modo pues que, lo que está llamado a amar, sólo decae odiando; lo que está para unir, dividiendo, y así todas las cosas.
Será cierto, como afirma por ahí algún escritor (tal vez R. Aron, no recuerdo), que Francia no fue creada para llevar sus Altares por el mundo, como España, pero tal vez para unir Europa, y no nada para esta horrenda apostasía de que hablábamos días atrás. ¡Cuánto lo sentimos! Somos hispanos, así que no hacemos sino ver con cariño a esta vecina de nuestros ancestros, de la cual hemos recibido solamente desprecio y envidia desde el comienzo de su triste e indetenible decadencia, a comienzos del siglo XVI.
¡Ay, Francia, cuándo comprenderás cuánto Dios se apiada de tí con estos dolores!
Mis cordiales saludos en Jesucristo Nuetro Señor, y María Santísima de Lourdes.
Ludovico ben Cidehamete
4 comentarios:
Uaaahhhh!!!. La verdad, no creo que esas pobres reflexiones mías merezcan un post así, tan personalizado.
Gracias por el honor.
Me ha dado tela para cortar largo rato. Es evidente que se me han escapado muchas cosas y usted podrá ilustrarme, quizás, y si tiene paciencia.
Los ejemplos que dí abajo querían demostrar el porqué de una indecisión que me impide "tomar partido" (como si hoy sirviera de algo) por una postura que, si bien considero correcta intelectualmente, en la práctica demostró una falta de confianza enorme en la Providencia.
Lejos estaban esos ejemplos de querer universalizar conceptos aplicables a toda la época y a todos los hombres, como hacen algunos malos discutidores porque sí.
Por otra parte, estoy totalmente de acuerdo con su idea de la monarquía dual de los Habsburgo en Austria, así como con el concepto de que Francia es una nación privilegiada, que desde el Siglo XVIII y con pasos cortos al principio, y largos y a las corridas al final, ha dado la espalda a esa predilección divina.
Pero por otro lado, desconfío profundamente de los paganismos, del nazismo, o de cualquier totalitarismo, vamos.
Para ponernos en la época, digamos que Alemania era en 1940 una nación pagana, que perseguía a la Iglesia, con un régimen dictatorial, íntimamente emparentado con el comunismo, y condenado por su Santidad Pío XII ya en 1936 (¿o era en 1939, no recuerdo exactamente?).
Los intelectuales Franceses católicos tardaron en comprender este significado, y queriendo liberarse de la lacra de izquierda que como dice usted bien, era la principal responsable de la debacle de 1940 y 41, pensaron salvar algo del naufragio, mediante una mal entenida (o mal explicada) "colaboración".
Esa colaboración no podía dar buenos resultados porque era un aborto desde el principio. Era ilusorio pretender que Alemania dejaría cierto grado de autonomía a una zona liberada, a partir de la cual Francia podría comenzar a forjar nuevamente su destino (La Memorias del General Weygand admiten haber comenzado a tratar la reconstrucción del ejército desde el primer día del armisticio, admitiendo también que sin mucho éxito, sobre todo porque no sabían para qué cuernos usarlo).
Firmado el armisticio, Petain se vuelve Jefe de un gobierno títere. Es cierto, probablemente tratando de salvar algo del naufragio. Mi pregunta es: ¿Valía la pena?. Si era un castigo divino: ¿No había que apurar el trago hasta el final?.
Dice Ud que eso salvo a Francia de una destrucción mucho mayor. ¿Es cierto eso?. Salvó el patrimonio cultural si se quiere, los edificios, los castillos, las ciudades. En cambio, me parece, dividió los corazones, verdadero patrominio de una Nación, queriendo alliarse con quien no debería, pensando que la guerra estaba terminada. Los hechos probaron otra cosa. La guerra no estaba terminada, el conflicto siguió, y Alemania resultó vencida.
Por otra parte, y sin que esto signifique que soy Gaullista, que conste que no lo soy, De Gaulle tambén tuvo un papel importante en la salvaguarda de ese, digamos, "patrimonio", que también quizo, y movió a aceptar su cargo, Petain.
Si Francia ocupó un lugar en la mesa de los vencedores, fue gracias a De Gaulle.
Y su alianza con los comunistas, su papel en la "depuración", y el vergonzoso "juicio" al viejo Mariscal (de dignísima postura en esos difíciles momentos) fueron lamentables hechos de De Gaulle, de los qe la verdadera Francia debería avergonzarse.
Por otra parte, coincidimos en que el resultado de esa división, veradera guerra civil entre franceses (casos de Siria, Costa de Marfil, entre otros durante la guerra, y la depuración y persecusión y dominio comunista después) es consecuencia de la larga debacle francesa y su incapacidad (o malicia) para seguir su verdadero destino y reconocer sus raíces, desde la Revolución Francesa en adelante.
Y justamente por eso, creo y entiendo que De Gaulle y Petain forman dos caras de la misma moneda francesa. Todos eran de Petain en 1944 y todos eran resistentes y Gaullistas medio año después.
No pongo mi predilección en ninguno de ellos, porque la verdadera Francia, la que conozco, no puede representarse en ninguno de ellos. Es monarquica, o será siempre un engendro mal parido destinada a seguir los vientos de cualquier modernidad.
Resumo: ¿Que le faltó a Petain?: Confianza en la Providencia, apurar el trago hasta el final, y desconocer la verdader Francia. Gaston de Orleans dijo que pensaba en esa epoca que el Mariscal lo llamaría. Otros vientos hubieran soplado en Francia. Curiosamente lo mismo esperó de De Gaulle. Ninguno cumplió con Francia, con la Francia profunda que usted y yo creemos que debe ser, la llamada por la Providencia a cumpir su rol unificador en Europa.
Todos los franceses lo pagaron al precio de conservar el Louvre.
Nosotros lo pagamos todavía también, por haber sido, después de todo, una victoria del liberalismo anticatólico.
Saludos cordiales
PD: No hace falta que me escrache nuevamente en un post particular, je je je
Mi queriod Muret:
Mire qué ironía: si los franceses hubieran discutido hace 60 años (y eso que son discutidores) como Ud. y yo ahora, muchas cosas se hubiesen arreglado. Es cierto que ambos generales hicieron lo mismo, cada uno a su manera. De Gaulle y Petain presidieron dos derrotas y ambos fueron colaboracionistas: el segundo de los alemanes, el primero de los aliados. Ambos ejércitos invadieron Francia y destruyeron bastante, aunque menos los alemanes, que siempre tuvieron por Francia un temor reverencial. En enero de 1871, luego de Sedan, y todavía rondando París, el ejército alemán ofrece a Mac Mahon sus fusiles para sofocar la Comuna, lo que ningún oficial francés acepta, pero agradecen.
Los Aliados dejaron una estela de muerte y destrucción entre Normandía y París que aún hoy se nota. En fin; que en en 1918, Francia tuvo millones de muertos, en cambio, en 1945 no había tenido ni 70.000 bajas de guerra (aunque fueron más de 100.000 las bajas de posguerra).
Y esa economía de sangre era lo que obsesionaba a Petain; Verdún es una gran batalla defensiva de desgaste enemigo, en la cual la regla fué impedir el avance enemigo con el menor número de bajas posible.
Petain sabía que cada salida de las trincheras eran 30 ó 40.000 muertos en un día, y quería impedir una repetición de ese horror, que sabía muy bien a los paganos y napoleónicos generales franceses, pero cuyo resulado era: hijos expósitos, mujeres abandonadas a una viudez miserable y, acaso, prosituída por la pobreza, falta de varones en una sociedad, etc.
La revolución de 1789 magnificó las guerras y sus horrores, al instaurar esa gran locura que es el servicio militar obligatorio (Francia lo inventó), que gustará muchísimo a los patrioteros, pero que los patriotas ven como una locura y una convocación al desastre. Por algoo Dios lo prohíbe en el Antiguo Testamento.
Frente a esta posibilidad real, ya acaecida 23 años antes ¿Ud. qué hubiese hecho ...?
Hay unas memorias del mariscal italiano Carmona, comandante de las tropas italianas durante la 1ª GM, que lo presentan como un hombre piadoso, horriblemente atormentado por las bajas que, al día siguiente, provocará cada orden suya de ataque. El paganismo moderno, nada inocentemente, confunde justo sacrificio patriótico, que es un rasgo de grandeza nacional, con holocausto nacional, como si la muerte de todos los varones en un sacrificio estéril fuese una cosa buena y dignificante. Paraguay, luego de la infame guerra de la Triple Alianza, fue invadida y destruída por Brasil, quedando mi querida Argentina como cómplice, ciertamente, pero no como autora de esa hecatombe; fue la primera guerra de exterminio nacional, si se descuenta la contemporánea Guerra Civil norteamericana, que también superó las 500.000 bajas.
Estos horrores no son lógicos, no hay sentido del patriotismo que los justifique.
Cuando los Papas condenaron estas guerras (a san Pío X, la proximidad del "guerrone" lo llevó a la tumba) lo hicieron pensando en la gravedad de los bienes comprometidos por semejantes pavorosas matanzas.
¿Qué sacó Europa de la 1ª Guerra, además de unos 40.000.000 de muertos (toda la población actual de la Argentina) y la instalación del comunismo en Rusia? Nada, a no ser la destrucción de la monarquía católica por excelencia, o sea, nada que le viniera bien a Europa aunque favoreciera mucho a la Revolución.
Por lo tanto, seamos conscientes que ni siquiera el nazismo ofrece un contexto suficiente para explicar la Europa 1940/44, por que es una ideología pagana más, en una fuente llena de ensaladas paganas.
La destrucción de la Cristiandad le ofrece algo mejor, sino toda, una suficiente explicación.
Es mi parecer que algunos lo entendieron y otros lo intuyeron; otros, se quedaron con el fenómeno periférico y, bien o mal, hicieron su elección.
Alemania (no el nazismo) ofrecía una restauración anticomunista de gran intensidad, apoyándose en tradiciones europeas (semipaganas, semicristianas) y acababa de pasarle por encima a Francia.
¿Qué debía hacerse? La pregunta del millón ... por que muchas posibilidades no existían.
Pues nada, como que nadie hizo nada orgánico hasta finales de 1943 (en términos de Resistencia) cuando se vió seguro que Alemania sería derrotada.
¿Qué hace uno cuando está inmovilizado pero lo dejan hablar? Pues charla lo que puede y le dice a su familia: "tranquilos, ya va a pasar". Eso hizo Petain.
Y de hecho, eso mismo hizo De Gaulle en 1945; cuando permite las matanzas de supuestos "colabó", él mismo se vuelve un "colabó" de los Aliados. Sencillo; salvo, que colaboró con los ganadores. Pero eran tan paganos los Aliados como los nazis.
Como dice el P. Castellani (aunque la idea es del P. Meinviell) la 2ª guerra fue una lucha entre las potencias protestantes dominantes, a ver cuál se quedaba con el mundo. Algo de esto hemos escrito aquí.
Por lo que veo, pues, ninguna de las dos colaboraciones son defendibles, pero sí son comprensibles.
En todo caso, intento demostrar que hacer recaer las culpas de las desgracias exclusivamente en la generación que colaboró con Alemania, luego de la derrota, es además de parcial e injusto, una excusa no pedida ...
Algo así como lo que ocurre en la Argentina (por lo menos hasta hace unos meses atrás) intentado revisarse la lucha antisubversiva a partir del 24 de marzo de 1976, y excluyendo sus antecedentes, sus causas y, si se quiere, la guerra misma, que empezó y terminó en sus faces más serias, antes de dicha fecha.
La guerra de 1939 fué igual: El Frente Popular era la Guerra (¿vió el cartel que puse en el artículo? Pinche sobre él y leerá un interesante artículo en francés sobre el FP en 1936) por que era la adjunción de Francia a los intereses soviéticos e ingleses; y esto era guerra en Europa.
Como dicen los reos porteños: "la gente no morfaba vidrio"...
Le repito que, si la causa del problema es sencilla de encontrar, las consecuencias son inmensas y variadísimas.
Cordialmente
L. b-C.
Estimado Ludovico: Gracias por la respuesta. Estoy 100% de auerdo con el análisis (algunas cosas no, pero creo que son detalles. Especialmente ilustrativo es el párrafo que dice: "Por lo tanto, seamos conscientes que ni siquiera el nazismo ofrece un contexto suficiente para explicar la Europa 1940/44, por que es una ideología pagana más, en una fuente llena de ensaladas paganas."
En este sentido, me gustan las tesis de del Padre Gozanlo Redondo, de la Universidad de Navarra, que parte de la llamada "Crisis de la Modernidad", situàndola, no en la Rev. Francesa, sino mucho antes, en la instituciòn del Estado Moderno. Si bien admite que la RF es la catarsis que hace instalar en el mundo el famoso Estado Moderno, sus causa, segun él, son muy anteriores, y las pone ya en el Siglo XVI.
Mis limitados conocimientos me impiden ahondar en las causas de este estado de cosas (una vez discutí con Cruz y Fierro acerca de las teorías conspirativas, intercambio que terminamos por mail, y que aún no termina de cerrarme).
Ernst Nolte tiene un magisral libro acerca de la "Guerra Civil Europea" (su tìtulo). Intuye lo que dice Redondo: La instauración de los totalitarismos como salida a la crisis a la que que el estado liberal lleva al hombre (no en los países, naciones o Estados, sino en el Hombre mismo).
Francois Furet en su libro "El pasado de una ilusión" nos da una suerte de explicación acerca de esta terrible Guerra Civil (no necesariamente católica, y por eso mismo, a mi juicio, incompleta).
Por eso: de acuerdo con su análisis. Era imposible al hombre medio francés deshacer el nudo gordiano que el FP había terminado de anudar y que desembocó en la IIGM sus posteriores crisis.
Saludos cordiales
Muy interesante este intercambio.
Un poco por lo que dice Muret sobre la Revolución y porque en otra entrada se recuerda a Dumont, les dejo este link a un artículo de ese historiador que reproduce el blog de los sixtinos y se llama "Los reyes de Francias: ¿Fueron fieles a la catolicidad?": http://www.carlismo.es/modules.php?name=News&file=article&sid=41
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