miércoles, 28 de febrero de 2007

Jueces masones

“Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas” Rom. 2: 11
“No haréis acepción de persona alguna” Deut. 1: 17

Los ataques furiosos contra la familia emprendidos por el Gobierno inconstitucional de la Argentina (es legal y ontológicamente imposible, llamarlo “Gobierno argentino”) ya no se limitan a cercar la vida familiar con impuestos y persecusiones de toda clase: ahora van por más. La más reciente intrusión de los predadores organismos represivo—tributarios en los ya magros recursos materiales de las familias locales, ha sido realizada merced a un insólito volante distribuido entre los habitantes de los barrios cerrados y los departamentos de cierta dimensión (¡mayores de 100 metros cuadrados!) para averiguar compulsiva y amenazadoramente qué costo de mantenimiento mensual tiene cada unidad de vivienda.
Desde luego, la finalidad de esta medida al estilo KGB, que en la Argentina es contraria a la Constitución, es la extrusión de los recursos familiares; por que ¡es lógico! el ladrón a todos cree de su condición, y los pillos en el poder creen poder exaccionar con más eficacia a los vecinos de las grandes ciudades mediante este nuevo atropello, pensando que quienes más gastan, algo ocultan...
De los sacrificios que la población hace para mantener un nivel de vida mínimamente decoroso, de es manía de trabajar muchas horas para lograrlo, sacrificando porciones cuantiosas e irredimibles de la vida familiar y cosas por el estilo, no se ocupan. Ni lo piensan siquiera, por que ellos no son así.
Al contrario, si como creemos suponen que es una desgracia la decadencia económica que tanto trabajo los cuesta escamotear, no se vé por qué no sacarle algún partido; como a la muerte e invalidez que producen cada año los accidentes viales ¿por qué no sacarles partido subiendo las multas, si total, ya no se puede hacer nada por esos amasijos de carne detrozada, o acaso no se quiere hacer nada ... ?
Si quieren matarse, allá ellos y que se embromen ... y que paguen.
Esto de aprovecharse de las desgracias ajenas, ha sido, a la verdad, el pan de cada día de políticos, banqueros y “medios de difusión”, esa extraña y pecaminosa asociación que vive y medra a expensas de las desgracias ajenas de mcuhas de las cuales son únicos responsables; cada uno lo hace a su modo, se entiende. El Gobierno, creando reyertas internas, desunión, saqueando los ya magros recursos privados para crear mayor dependencia popular de sus arcas o generando ilegales “cargas” a favor del Gobierno 1, o gnerando estados de crisis neurótica en los gobernados con su insoportable pesadez; los medios de difusión, ofreciendo (y cobrando) sus servicios diabólicos al gobierno y esparciendo horrendas visiones de lo presente cual si fueran la quotidiana realidad que todos deben aceptar; y los bancos, cercando financieramente a toda la sociedad que, atónita, no logra siquiera comprender del todo la extrañísima manera en que sus recursos van desapareciendo, pasando a engrosar una deuda que no comprende cómo se ha formado.
¿Por qué prevenir, pues, ningún mal social, ninguna desgracia, si se puede sacarle algo de jugo, una tajadita, digamos ...?
Desde luego, la comentada visita fiscal, amenaza no solamente al derecho de propiedad, que de hecho ha cesado de existir en este país, a manos de leyes socialistas, sino que pone en acecho permanente a las familias con cierto número de hijos, de las que todavía existen en la Argentina y que son las que, mayormente, residen en este tipo de viviendas extorsionadas; familias que ya han sido declaradas presas de libre captura, en la presente temporada, por los organismos internacionales encargados de dirigir la predación humana.
En general, debería decirse que la descontrolada Economía del Gobierno ha perjudicado los ingresos familiares hasta niveles críticos; así que ahora ¡a sacarles lo que queda, che! ¡Que para eso mandamo' nosotro'!
No acaba aquí el asunto, por que ya se sabe que las desgracias no vienen solas; y como es sabido también, Dios permite al diablo que haga de las suyas, que salga corriendo y vaya a esconderse, pero dejando la cola afuera, que es de dónde lo toma la Justicia divina para castigarlo 2. Así son estas cosas, de manera que ahor vamos a verle la cola al diablo.

En su enérgica campaña de destrucción nacional, el gobierno acaba de lanzar dos globos de ensayo contra la familia argentina. El primero, consistiría en intentar declarar “discriminatorio” el matrimonio, es decir, como lo definía el jurista pagano Modestino, “el consorcio estable entre varón y mujer ordenado a la recíproca felicidad y a la comunicación de los bienes divinos y humanos” (¡qué bestia este pagano! Es una definición mejor que la de un obispo). A este fin, con la presencia de funcionarios de la presidencia de la república invocando las instrucciones expresas del presidente, intentóse llevar a cabo un “matrimonio” entre dos hembras cuyo aspecto extrínseco las denunciaba como integrantes del género humano, conato que fuera enérgicamente rechazado, con repugnancia e indignación, por una clásica funcionaria, providencialmente mujer, del registro civil local.
Ahora, se iniciará la etapa del “litigio de alto impacto”, o sea un proceso juidicial escandaloso, con la colaboración expresa de los tres aliados antedichos (política, medios, finanza), cuyo potencial resultado favorable será convenientemente explotado y convertido en un caso de sensibilización pública. Ya hemos escrito sobre ello con bastante (nos parece) claridad, en una entrada anterior.

Y en segundo lugar, un aborto judicial, o sea, un homicidio calificado con la cooperación judicial explícita y expresa, al cual se ha dado, como corresponde al eje utilizado en estos casos, una difusión asombrosa y una notable financiación que la siempre atenta oficina de Impuestos no ha desentrañado. Una mujer, cuya identidad queda rigurosamente custodiada para salvaguardar no sabemos qué bien jurídico, ha solicitado per piacere abortar a su hijo, supuesto producto de una violación o de un abuso no probados o, más seguramente, de una libertina velada sin delito y con perfecto consentimiento. No hace al caso, pues la falta de libertad en la concepción, no ha sido invocada como elemento jurídico interesante, ni lo es por sí misma.
El caso es que la jueza de primera instancia, informó a la opinión pública que, después de rezar, ir a Misa, confesarse y lavar los calzoncillos con que San Pedro se arrojara al Tiberíades para alcanzar al Divino Maestro en al ribera (todo según sus propios dichos), consideró oportuno conceder el aborto peticionado. Es decir, consideró oportuno condenar a muerte a un inocente al que nadie acusara de ningún delito, y que solamente una valiente procuradora fiscal defendiera. Lo demás declarado sobre su primogenitura en el camino al Cielo y los superexcedentes actos de piedad a los que se obligó antes de cooperar en el homicidio, las estampitas consultadas con la mirada tierna de un yacaré y otros detalles que, por no blasfemar, no repetimos, no los cree nadie; ciertamente, no lo puede desmentir nadie tampoco, pues el secreto de confesión también es una garantía adicional, que el autor de esta sucia treta tuvo en cuenta ...
Así las cosas, el “juicio” (¿quién contra quién ... ?) fué “elevado” para su revisión al Tribunal apelado, integrado por un trío de canallitas de obscura prosapia que resolvió confirmar, en también previsible y promocionado resultado, al ganador de este infame “partido” cuyo resultado fue muerte por 3 a 0. Total, “lo” que matarán es una “cosa”, algo menos que un fúlbo, como dijo la incontinente fémina encinta.

El increíble argumento de la Cámara de la Muerte

El juez propinante de la Cámara de Apelaciones, o sea que el que matara en primer término, admite que el niño por nacer es persona, y persona inocente de toda inocencia; pero, según razona (agárrese bien):

«En nuestro derecho, Andrés Gil Domínguez (“Aborto voluntario: la constitucionalización de la pobreza” en Revista La Ley 1998-F-552) sostiene que la persona por nacer, “es una persona ontológicamente distinta a la persona nacida, y que por este motivo ha recibido a lo largo de la historia de la humanidad un tratamiento civil, penal, social y moral distinto”.»

Si no quisiéramos —que sí queremos— preguntarnos —que sí nos preguntamos— qué es una “persona ontológicamente distinta”, debería aclararse primero a cuál distinción se alude en la frase: si al ser vivo que sostiene la personalidad aceptada, o a una hipotética diversidad (acaso de grados) en ésta última; si, como parece, se refiere solamente a la condición de “persona” y no a la de “ser personal” 3, es decir, no se le revoca al feto su condición y estatuto humano, sino que se le asigna una personalidad ontológicamente distinta a la de otros humanos, sin negarle, como queda dicho, su condición humana, lo que está diciendo el juez es que se puede hacer acepción de personas para, sobre la base de dicha discriminación, liquidar a unos y mandar tranquilos a su casa y con la conciencia en paz a otros.
A saber: que aquí sigue habiendo hijos y entenados.
A ver si nos enteramos de una vez: Como dice Santo Tomás de Aquino la acepción de personas es Pecado Mortal. Y no le digo nada si va unida al homicidio.
En la Argentina y en resto del mundo, pero especialmente en la Argentina por su legislación constitucional, la acepción de personas y la discriminación por razón del estado, de la edad, del sexo, de la condición o de la imposibilidad de defenderse, es ilegal. Si dicha discriminación se utiliza como argumento para asesinar, o para conferirle a una persona la potestad sobre la vida, el honor o la fortuna de otros desafortunados, es además otro delito agravado que se llama traición a la Patria.
¡Preclaros fundadores! No llamaron “traición a la Patria” a la connivencia con un eventual o potencial enemigo, o la lisa y llana cooperación con sus planes antiargentinos, no; a eso lo llamaron “traición a la Nación”. La Traición a la Patria en la Argentina la reservaron para el caso de poner en peligro la vida, el honor o la fortuna de los argentinos, bienes que los constituyentes (así se llama a los legisladores fundadores de la Constitución) pusieron muy por encima de toda otra consideración por que, como enseña la Iglesia, la familia, su reputación y su perpetuación, son anteriores a la Nación, al Gobierno, al Estado (sea ésto lo que en definitiva fuere) y debe superar idemne toda malicia de los hombres.
De donde este gobiernillo de zurdillos homicidas, para lograr sus fines verdaderos, su propósito auténtico, su cometido criminal e impolítico, no tienen más remedio que sacarse su fea careta para dejar a la luz su aún más patético rostro; es decir, no existe otra forma de cometer este crimen que ... dejando la cola afuera.
Por eso, y por los singulares ribetes de religiosidad que algunos cómplices de este atroz crimen emplearan como justificación imposible, quisiéramos oir a los pastores decir con voz alta clara: “¡Sacrilegio!”, “¡Excomunión!”, “¡Infierno!” ...
“Arrepentimiento y Penitencia”.

Así de simple. Así de terriblemente difícil.



1 Se piensa generalmente, desde una perspectiva tradicional y católica, que el gobernante puede determinar la ley natural por medio de leyes positivas, a fin de regular la vida de la Ciudad; pero sólo excepcionalmente creando cargas extraordinarias a la población a favor del Gobierno, pues la finalidad de la ley no es crearlas, sino afianzar y gerenciar el bien común y no el de los gobernantes. Así lo dice en Rerum Novarum S. S. León XIII. Volver

2 La frase es del P. Leonardo Castellani. Volver

3 Los ángeles son seres personales, igual que los hombres lo somos, o que el jefazo oculto de todos estos pillastres, aunque ontológicamente seamos seres distintos, pues ellos son ángeles y nosotros hombres; luego, no son “ontológicamente distintos” como personas, que es un predicado del ser y no su esencia, sino como ángeles. Así mismo las Tres Divinas Personas, que son distintas entre Sí, mas un Sólo Dios Verdadero. Hay un solo Ser Divino y Tres Personas distintas, ontológicamente iguales entre sí, en cuanto “persona” se predica de las Tres en el mismo modo. Volver


1 comentario:

Muret dijo...

Pues ahora que lo pienso, la Juez debe ser un ángel del demonio, y por tanto es lógico que un niño sea "ontologicamente" distinto a ella, je.
También explicaría su religiosidad, ya que el Demonio es el mayor de los "creyentes no practicantes", como les gusta decir a las encuestas. O sea: cree en Dios, y no en Su Iglesia.
¿Te suena esta cantinela?
Me pregunto: ¿Donde tendrán la marca de la Bestia?.
Saludos cordiales