«Es norma general de todas las gracias especiales comunicadas a cualquier creatura racional que, cuando la gracia divina elige a alguien para algún oficio especial o algún estado muy elevado, otorga todos los carismas que son necesarios a aquella persona así elegida, y que la adornan con profusión»
«Ello se réalizó de un modo eminente en la persona de San José, que hizo las veces de padre de Nuestro Señor JESUCRISTO y que fue verdadero esposo de la Reina del mundo y Señora de los ángeles, que fue elegido por el Padre Eterno como fiel cuidador y guardián de sus más preciados tesoros, a saber, de su Hijo y de su esposa; cargo que él cumplió con absoluta fidelidad. Por esto el Señor le dice: “Bien, siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor”.»
«Si miramos la relación que tiene José con toda la Iglesia, ¿no es éste el hombre especialmente elegido, por el cual y bajo el cual Cristo fue introducido en el mundo de un modo regular y honesto? Por tanto, si toda la Iglesia está en deuda con la Virgen Madre, ya que por medio de Ella recibió a Cristo, de modo semejante le debe a San José, después de Ella, una especial gratitud y reverencia».
«Él, en efecto, cierra el antiguo Testamento, ya que en él la dignidad patriarcal y profética alcanza el fruto prometido. Además, él es el único que poseyó corporalmente lo que la condescendencia divina había prometido a los patriarcas y los pofretas.»
Por lo cual, «hemos de suponer, sin duda alguna, que aquella misma familiaridad, respeto y altísima dignidad que Cristo tributó a José mientras vivía aquí en la tierra, como un hijo con su padre, no se la ha negado en el Cielo; al contrario, la ha colmado y consumado».
«Acuérdate, pues, de nosotros, bienaventurado José, e intercede con tus oraciones ante tu Hijo; haz también que sea propicia a nosotros la Santísima Virgen, tu esposa, que es Madre de Aquel que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por siglos infinitos.»
Amen
San Bernardino de Siena
1 comentario:
Gracias por recordar a San José.
Una vez, en una meditación, el sacerdote nos dió una lección lindísima de los púltimos momentos de San José. Baste resumir que murió en los brazos del mismo Jesús. Lo llamó el "Patrono de la Buena Muerte". Todavía hoy me emociona pensar que, como él, y con su asistencia y por su pedido, podemos morir y entrar a la Vida Eterna en los brazos dulces y consoladores de Jesús.
Saludos cordiales
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