Ojos muertos que miráis
con mirar indescriptible
y con fuerza irresistible
atraéis y cautiváis,
¿por qué, si muertos estáis
tenéis tan viva expresión
que así turbáis mi razón
trocando vuestras miradas
en dos punzantes espadas
que parten mi corazón?
¡Ah! Permitid ojos píos,
ojos que sois el encanto
del cielo, que con mi llanto
borre mis locos desvíos;
bebí en cenagosos ríos
aguas de ponzoña llenas
que, al infiltrarse en mis venas
causaron fiebres ardientes.
¡Cómo olvidé que érais fuentes,
de aguas dulces y serenas!
Amen
3 comentarios:
Me gusta mucho ésa poesía
Cristo nos ama con la mirada...
¿Cidehamete es Sebastián Randle?
No creo que el anónimo Cidehamete confiese su identidad a un anónimo total
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