El ex ministro de Economía del Gobierno inconstitucional argentino y precandidato a la Presidencia para las elecciones de este año, Roberto Lavagna, se ha pronunciado rotundamente a favor del aborto. Haciendo gala de su ignoracia o de su hipocresía —es imposible determinar, en esta clase de sujetos ubicuos, cuál es su más feo vicio, pues todos ellos compiten entre sí por la primacía— ha manifestado sin embargo ser partidario de un aborto “por grados”.
Así como lo oye; o mejor aún: como lo lee. Pero no es todo: Pese a sus ambiguas declaraciones, en las que afirma que él toleraría el aborto pero “con los límites que suponen defender la vida” (SIC), algo sorprendente por lo contradictorio —y que supone tanto como decir que defendería la vida siempre que no se oponga al derecho al homicidio— no trepida en elogiar la gestión del famoso delincuente, ministro de fornicación Ginés González García, a la cual califica de ¡“buen trabajo”!, alabando implícitamente al payasesco funcionario por su defensa del inútil (pero rentable, amigo, muy rentable) preservativo, o por su insistencia en torno al aborto como derecho, en abierta asociación ilícita con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, el canallita Felipe Solá, y su inimputable ministro de Salud Mate; o tal vez, por haber instroducido fármacos abortivos clandestina e ilegalmente en el vademécum de la farmacopea argentina, por lo cual está procesado conjuntamente con el directorio de la Administración Nacional de Medicamentos, que de él depende.
¿Son todos estos antecedentes los que desacreditan a Ginés como futuro ministro de Salud de Roberto Lavagna? No; es, sencillamente, que “sus actitudes políticas lo ubican en un espacio distinto del que a mí me interesa” —regurgita para sí, el audaz economista, cuya propia gestión con los gobiernos incostitucionales de Duhalde y K., se limitó a confirmar la extensión del maléfico “corralito” de diciembre de 2001, y del dinástico “corralón” de febrero de 2002; o sea: el hombre es un típico agente de la finanza y la política perversa. Él hizo como ministro de Economía, lo mismo que Ginés como forreador de la Salud: Quedarse con el futuro argentino. El uno por homicidio, el otro por medio del saqueo. ¡Linda pareja!
La diferencia entre ellos es, pues, de mera competencia material, pero no de principios ni de pertenencias, si la palabreja deja en claro el asunto.
Panorama Católico, ese semáforo contra la inadvertencia con que cuentan los católicos en Internet, tamiza la noticia que remite Notivida, el infaltable Boletín del Padre Juan Claudio Sanahuja, y cuyo origen está en un reportaje de la Revista de La Nación, diario.
Lavagna se equivocó fiero, pues se creyó que el aborto y la política antinatalista, antivida, daba votos en la Argentina, “por que total” —como nos dijo hace un tiempo un politiquillo local, al cual le aplicamos el diminutivo como adjetivo moral, pese a su estatura elevadísima— “como todo el mundo está en la j..., lo mejor es darles lo que quieren y así seguimos nosotros arriba”. Opuesto que le fué, el reparo sobre la inmoralidad intrínseca del planteo, recibimos por toda respuesta una miope mirada de incomprensión ...
La dimensión moral de las cosas, de la vida y de las obras, es algo que, en la jerga política partidista, tiene un único fin: llenar los vacíos que dejan en los discursos las hueras aljabas de los disertantes. La grandeza de la vida como testimonio de singladura eterna, es algo que escapa, pensamos que casi por completo, a estos usureros de carne y sangre humana cuyo alimento vital es la población, cuyo bien juran irresponsablemente defender y sostener, aún a expensas de su propia vida. Sería inconcebible la maldad de estos sujetos, a no ser partiendo de una irresponsabilidad moral casi perfecta (siempre que fuera posible, ¡moralistas atended!, cierto acabamiento del mal, que creemos imposible de todos modos, por ser el mal causa defectiva, ausencia de bien), que es imposible siquiera de pensarse. Todo ser racional es, por imposición esencial, un ser moral, con vida moral, que obligadamente debe pensar las cosas bajo razón de bien y, así, moderar su propia conducta y su propia vida.
¿Cómo es posible hablar tal como lo hace Lavagna, sin quedar de inmediato advertido que el hombre sería, como hemos dicho, un ignorante asombroso, o acaso un hipócrita, pero en cualquier caso, un potencial asesino? Por que, convengamos: No se puede defender la licitud del aborto, tan siquiera bajo formas “sub conditione” si, de paso, no se desprecia la vida humana en la misma proporción en que se admite su supresión.
Le dejamos el interrogante a nuestros amabilísimos/as y cultérrimos/as lectores/as. Mientras tanto, les pedimos que, por ahora/ro, no elijan a este candidato/a.
2 comentarios:
Asi que Lavagna esta a favor del aborto? Que bueno! gracias por la noticia, ahora voy a votar a Lavagna, pensaba que era un ignorante pero veo que es mas listo de lo que creia.
El aborto es lo que necesita Argentina para que no mueran mas mujeres en clinicas anonimas, asi ocmo para frenar el constante nacimiento de niños, no puede ser que en las villas tengan 5 hijos, el aborto gratuito detendra eso..
saludos
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L. b-C.
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