martes, 12 de mayo de 2020

Fátima y las ultimidades del mundo

Mañana es el día de la Virgen de Fátima. El mundo, consternado como se halla por la terrorífica pero cada vez menos creíble amenaza de un virus que se pretende coronado, no le presta demasiada atención a otros signos, presentes en todas partes, mundiales digamos, que son aún más horrendos: La suspensión de la Religión católica en muchos lugares; y lo que es peor: de la mano del Papa y los Obispos (con algunas excepciones, es cierto).

En nuestros días —y en la Argentina en particular— las medidas de aislamiento social, presentadas como la inmejorable manera de detener el avance del fenomenal virus, han cedido un poco; un poco a la presión social y otro tanto a la imposibilidad real y concreta de controlar un país de semejante extensión geográfica (casi 3.000.000 de km2) y relativamente poca población, con la ridiculez de imponer una restricción —de su legalidad, ni hablemos— que es imposible hacer cumplir. Como quiera que sea, al aflojar la presión, los gobiernos han caído en situaciones jocosas que, a poco que se analicen, dejan a la vista las verdaderas intenciones de sus perpetradores; o si se prefiere decirlo de otra forma, queda en claro que este bichito, sea que exista o no, no pasa de ser una excusa en toda la línea. Por de pronto, se han “autorizado” las caminatas en proximidades del propio domicilio, que no excedan los 500 metros; no se ha podido determinar si esta “concesión” ha sido recomendada por los “científicos”, que habrán descubierto, quizá, que el virus no contagia en zonas contiguas al domicilio de los habitantes .... También se han permitido los paseos familiares los fines de semana; acaso por que el virus, progresistón como es y consciente de sus derechos laborales, descansa completamente los sábados y domingos y no contagia a nadie. Tampoco contagia en los supermercados, almacenes, verdulerías, fruterías, cierto tipo de negocios donde se despachan comidas o productos de primera necesidad, como las farmacias; y por supuesto ¡cómo no! tampoco contagia en los bancos...

Pero en las Iglesias católicas el virus contagia muchísimo y, desde luego, es fatalmente mortal; sobre todo, durante la celebración de la Santa Misa. Pero curiosamente, cede completamente en su contumelia —acaso inspirado por unas humanitarias convicciones aún no debidamente exploradas— cuando dichos templos fueran utilizados para vacunar unos 61.000 personas de edad madura solamente en Mendoza —circunstancias en las cuales se han presentado situaciones de hacinamiento de personas mayores en paños menores, haciendo patente el respeto nulo que por ellas se profesa— o para dar de comer a “gente pobre”. Desde luego, esta férrea prohibición de asistir a Misa se encuentra fuertemente custodiada por los Obispos, sino directamente inspirada por ellos; no solamente en los países donde rige el insano y despótico “aislamiento social” de la OMS; sino en aquellos lugares donde es meramente voluntario, como el Uruguay.

En Portugal, que ni llega a los 100.000 km2 y raspando pasa de los diez millones de habitantes, las cifras de contagio son variables y, hasta cierto punto, poco confiables. El encerramiento no es tan férreo como en otras partes, razón por la cual el Gobierno ha organizado un dispositivo cerrojo sin precedentes en toda Europa, consistente en enviar 3.500 agentes de policía... ¿a dónde? ¡A Fátima, por supuesto!... La finalidad es clarísima: impedir que los peregrinos lleguen a los oratorios del Santuario de Nuestra Señora la fiesta del 13 de mayo. En principio, la tolerante y melosa Ministra de Sanidad, la comprensiva socialista Marta Temido —ya se sabe cuán generosos han sido siempre los socialistas con la religión católica, como en la vecina España entre 1936 y 1939— había autorizado la peregrinación, a condición que se respetasen ciertas normas sanitarias; nada claras por lo demás... Pero el clarividente obispo local, Monseñor Antonio Marto, acompañado en la decisión por el Rector del Santuario de Fátima, resolvieron suspender la asistencia de peregrinos a la Fiesta de la Patrona de Portugal y el gobierno socialista, solícito como ha sido siempre a los deseos de los líderes del Catolicismo (y tal como hiciera con los tres pequeños pastorcitos en 1917: encerrarlos en una celda con criminales adultos...), han resuelto poner a disposición de esta medida la friolera de 3.500 policías armados hasta los dientes. Con la advertencia de que “tomarán las medidas necesarias” para impedir a los peregrinos visitar a su Madre. Por lo tanto ahora, la policía portuguesa auxiliará al gobierno zurdito para encerrar, no ya a los tres niños videntes de Fátima, no; sino a diez millones de portugueses que quieren ir a honrar a su Madre.

Lo único que no nos queda suficientemente claro después de una cosa así, es cómo es posible que haya todavía quienes piensen que esto es “nada mas” que una epidemia de un virus tan, pero tan afín con los sentimientos izquierdistas de todo el orbe, y no una sencilla, diáfana y precisa persecución religiosa. En la cual han tomado parte principalísima, y esto sí que es una novedad en la Historia de la Iglesia, la casi totalidad de los Obispos del mundo; fuera prestando su consentimiento a las violencias ejercidas desde gobierno civil —algo sin precedentes en las persecuciones— o abiertamente complicándose en ellas. Como quiera que sea, han abrogado de hecho la Santa Misa en casi todo el mundo católico, acudiendo inclusive a fórmulas claramente burlescas e irritantes, como aquella según la cual se reprocha a la feligresía que “no tiene derecho a la Misa”... Y que la hemos oido en muchos lugares y a muchos pseudo “pastores”.

Persecución en la cual no han faltado elementos delictivos y criminales, como las acusaciones que comienzan a sonar en España acerca de la complicidad del Gobierno central y de algunos gobiernos locales, en la muerte de varios miles de ancianos internados en geriátricos, que jamás han recibido ayuda ni tratamiento. Ni tampoco, a causa de múltiples cobardías, han recibido la visita de sus familiares en sus últimas horas, ni los Sacramentos de la Iglesia, ni el Viático... nada de nada.

Pues aquí estamos: En vísperas de Fátima y sin el consuelo visible de nuestra Madre del Cielo, porque la colusión entre los príncipes de este mundo y los pastores que son peores que lobos, nos lo han quitado todo. Pero de Dios nadie se ríe. Ni quienes siguen negando, acaso por temor a la verdad y a las tremendas consecuencias que ella encierra, que estamos viviendo tiempos finales apocalípticos; ni quienes arrogándose facultades políticas que nunca han tenido ni debido tener, han aherrojado en sus casas a millones de personas, reduciéndolas a la intranquilidad, la desesperación y la pobreza; ni peor aún aquellos que, habiendo recibido y aceptado dignidades sacerdotales en la Iglesia de Cristo, se han prestado canallesca y miserablemente a los designios finales de satanás.

2 comentarios:

Clovis dijo...

Excelente nota como siempre (divertido el hecho que solo Argentina agrega los kilometros cuadrados de su parte del "camembert" en Antarctica a la superficie de su territorio), à bientôt et vive le Roi!

Ludovico ben Cidehamete dijo...

Hola Clodoveo:
No es así: por lo menos no en el artículo. La superficie de casi tres millones de kilómetros cuadrados (en realidad 2.800.000) es exclusivamente la continental e insular lindera (Isla Grande de Tierra del Fuego, de los Estados y Malvinas). Con el territorio antártico sumado la superficie argentina total sería de 3.761.000 km cuadrados.