jueves, 14 de mayo de 2020

Ayunos ... de religión

Francisco Bergoglio, actual Obispo de Roma, ha convocado para el día de hoy, jueves, a una jornada de “ayuno y oración” a todas las religiones para implorar a “Dios creador” —Quien a estas alturas, las del Altísimo, debe estar enojadísimo con este sujeto— por toda la humanidad actualmente transida por las circunstancias que son de público conocimiento.

Sea dicho sin sorna alguna, nos preocupan muchísimo más las cuestiones y circunstancias que NO son de público conocimiento o que, acaso siéndolo, no son reconocidas o aceptables al mundo moderno, posmoderno o, simplemente, posma como el que habitamos cotidianamente. La supresión de los Sacramentos dispuesta por muchísimos obispos y la imposición clandestina, despótica y sacrílega de la Sagrada Comunión en la mano, son circunstancias del dominio público pero no de demasiada atención pública. Muchos prefieren continuar con el morboso deporte de seguir contabilizando muertos cotidianos antes que pensar en la Vida Verdadera, en la Vida Eterna, que se la están escamoteando de entre las manos... de entre las almas adormecidas por el sopor de la tontera más fenomenal que hayamos presenciado en nuestra vida. Que no es precisamente corta ni huera de estupideces.

Volviendo a la sacrílega convocatoria, está prevista como una consecuencia de la sugerencia que le formulara un llamado Alto Comité para la Fraternidad Humana —que si no es masón, quiere parecerlo con semejante nombrecito— para este 14 de mayo a ver si rejuntan “creyentes de todas las religiones”, que se reunirán “en un día de oración, ayuno, y obras de caridad, para implorar a Dios que ayude a la humanidad a superar la pandemia del coronavirus”. Desde luego, eso no es católico para nada y representa, volvemos a repetirlo, algo sacrílego; no es una obra de la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, porque la Iglesia no se junta con herejes sino que les enseña, los convoca amorosamente a la Fe verdadera; no se sienta con creyentes en otras religiones que, en todo caso, son el también amado objeto de los desvelos en la predicación de la Verdad por parte de la Iglesia de Cristo. No; la Iglesia reza en Cristo y por Cristo; la Santa Misa, hace procesiones, hace penitencia en el Confesionario y no en las gradas de ninguna institución profana o pagana, e impetra fuertemente a la Medianera de todas las Gracias, la Madre de Dios, con las oraciones que Ella enseñara a santo Domingo de Guzmán, y cuyo día ayer mismo fue el objeto de un burdo y miserable titeo por parte de quien mayor deber tenía de custodiarlo. Como advierte San Pablo en 1 Corintios 10, 20, los paganos adoran a los demonios y no a Dios; por lo cual convocar a todos los creyentes encierra el peligro, nada remoto ni improbable, de compartir las oraciones que se dirigiesen al maligno. ¿Y las sectas cristianas...? Que les apañe su dios muchachista, a menos que decidan inclinarse respetuosamente ante Dios, Uno y Trino, presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Sagrada Eucaristía que confecciona Su Iglesia verdadera. Engañarlos con esta convocatoria a ellos, cristianos al fin, y a los paganos, es un pecado gravísimo que no quedará sin retribución, equiparable a la sacrílega “pachamamimaquia” organizada por el actual convocante vaticano. Y allá ellos quienes decidan secundarlo; que si es por ignorancia o buena fe, Dios los perdone y los auxilie, porque Dios reconoce a los Suyos; y si es por simple espítitu de novedad, que es una falta grave de presunción, que se las arreglen con el Creador para darLe explicacones en el Día Aquél... Mas si es por malicia... pues ya saben.

Por nuestra parte, no siendo viernes penitencial —otro casual desarreglo: un jueves penitencial...— lo dedicaremos a la honesta francachela, que haberlas las hay y su mérito tienen —que Nuestro Señor comparó el Reino de los Cielos con un banquete— en la cual comeremos y beberemos en honor de los buenos amigos, a quienes honraremos (desde nuestras celdas domiciliarias) con buenos manjares y buenos vinos; no sea que nos confundan con los integrantes de algún sospechoso “Alto Comité” de pelafustanes y gazmoños de logia. Despues de todo, un banquete bien servido y mejor regado, es exactamente lo contrario de una licenciosa orgía, pecaminosa y sacrílega, tanto como un hombre virtuoso es exactamente lo contrario de un puritano. Porque es de saberse que los cristianos verdaderos, es decir los católicos, hace muchos años que estamos viviendo, tanto nos gustase como si no, una larguísima cuaresma crudamente penitencial. Y un recreo, con protesta incluida, no nos viene nada mal.

No hay comentarios.: