La teología católica asegura que nadie es tentado más allá de sus fuerzas o, lo que es lo mismo, que Dios Nuestro Señor da a todos las gracias que le son necesarias para no pecar y salvarse.
Pero hay tentaciones y tentaciones, qué embromar. Hemos resistido cuanto hemos sido capaces de soportar, la tentación de demostrar que el peronismo fue más una efervescencia religiosa, un movimiento precursor zurdo-religioso-tercermundista, antes que una mera corriente política y social que, finalmente, desbarrancó un país relativamente rico y ordenado en la locura imparable del desencuentro, la violencia y la pobreza. Pero un paseo al simple acaso y a las puertas de la tercera edad por un suburbio bonaerense, nos ha quitado el resto de compostura burguesa arrojándonos al crisol de la pasión política desmadrada. ¡Y ved, noble lector, si la imagen no valía la pena!.
Visto en el Partido de 3 de Febrero, Provincia de Buenos Aires, bajo el título -que no se ve en la fotografía- de "La Creación del Trabajador".
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