lunes, 3 de noviembre de 2008

Presentación de un libro del Padre Julio Triviño

Antonio Caponnetto presentará, este viernes que viene, 7 de noviembre, a las 7 de la tarde (“19 horas” para los formalistas) el libro del padre Julio Triviño titulado “El Cura Brochero”. El evento tendrá lugar en la Editorial Dunken, Ayacucho 357, ciudad de Buenos Aires.

Esta obra, que es una reedición de la original, fue pensada por su autor hace más de 50 años y publicada algo más tarde. Fue en una de sus primeras misiones sacerdotales donde del P. Triviño, en Traslasierra, en Córdoba, asoció su curiosidad de hombre sabio, santazo e historiador, a la figura del Padre Brochero, el cura gaucho que había catequizado esos parajes 60 años atrás, cabalgando a lomo de su mula todoterreno y capeando, a Catecismo puro, la inclemencia de una época paganizada por la caida de la Religión, que tuvo su golpazo feroz en 1852. Sí: Caseros fue nuestra Revolución Francesa y Brochero uno de los innumerables curas que salvaron al pueblo fiel de la desbandada de la apostasía, como el P. Champagnat en Francia, por la gracia de Dios. Los santos, y algunos santos en particular, son signos inequívocos de predilección divina que las naciones deben tomar en cuenta. Los liberales lo saben, los masones, más áun, y les temen o los matan; los “catostantes”, en cambio, miran para otro lado, o hablan distraídamente de pavadas o volublemente del amor ...

José Gabriel Brochero
en su vejez

Triviño nos acerca al Cura Gaucho desde lontananza donde lo ha puesto la Historia histérica, hasta la proximidad de un hombre de carne y hueso, aquejado de mil enfermedades y acicateado por el celo de las almas para Dios, para lo cual su sacerdocio ha sido en verdad y en efecto, oblación pura y signo de santificación. Esa fe simple y morrocutda del hombre de campo —del hombre de campo que es cristiano, se entiende, no del que es simplemente hombre de campo, del pago: pagano— que ha aceptado a Dios, a Su Realidad inmensurable, del mismo modo en que lo hace con las realidades naturales. Brochero murió de lepra en 1914 y se supone que había nacido en 1840.

Al presente, Triviño es un jovial sacerdote que ha pasado los 85 años de edad y los 60 de sacerdote. Lo único que lamenta de su extensa existencia, es la ausencia de sus amigos y conocidos, que ya lo han precedido en el camino al Cielo. Considera que este es el precio que hay que pagar por una vida larga; aunque desta forma, Dios vaya descarnando los afectos para preparar el Tránsito. Sus libros y su docencia poética, que no es poca ni desconocida, aunque no salga en lanación, acaso sean la razón de su permanencia en la tierra; o de su demorada llegada a la Gloria, según se vea. Los ataques contra Dios han arreciado y, en cierto modo, cambiado de perspectiva; así que el soldado debe estar atento y, sobre todo, militar.

Si antes se intentaba negar Su existencia —y un torpe intento de remedo lo hemos leído, casi con risa, en las sosas líneas de F. Savater (el filósofo de los anteojos rosas) publicadas en la tribuna de doctrina no hace mucho— hoy se ataca directamente a Dios, a través de todo lo que es Su imagen o representación: la paternidad natural y sobrenatural, el sacerdocio ordenado, la Iglesia, la autoridad legítima, el orden.

Sabemos que Triviño lo sabe y que desea dedicar sus últimos años, su último suspiro, a dar este combate, que la certeza sobrenatural de servir al Rey de reyes da por ganado, pero que la humana labilidad exige combatir.

3 comentarios:

El Carlista dijo...

Caro Ludovico.
Gracias por volver a aparecer y para mejor con dos entradas en pocos días.
Si aceptan un consejo me animo a decirles que vayan a las sierras de Córdoba -fuera de temporada de vacaciones-, vayan a Cura Brochero y a los pueblitos más chicos. Vayan a las capillas que hay desparramadas por allí. Es una experiencia única.
Luego de ello, lean el librito "Flor de durazno", del inigualable Hugo Wast, y comprobarán que se puede ver mentalmente cada lugar que relata el autor en aquellas sierras y también al cura santo aquel, que según Castellani aún no fue canonizado porque no tenía plata.
Bueno, hagámosle una vaquita.
Lo único que parte el corazón en aquel lugar es que justamente la parroquia de Cura Brochero es un chiquero de papelitos pegados en la pared como muchas otras iglesias estropeadas por el tan abyecto turismo.
Cordialmente en Xto.
El Carlista.

América V. dijo...

Quien vaya a la parroquia de Mina Clavero verá una placa que recuerda el paso fundador del R. P. Julio Triviño.

Algo más: el R. P. Triviño publicó hace muchos años un devocionario, el mejor que he visto para la vida de piedad.

Sería muy bueno que alguien lo reeditara para provecho de tantos católicos sin brújula, o con brújulas de la "devotio moderna" que poco favor hacen a veces.

Anónimo dijo...

Creo y coincido que deberia reeditarse el devocionario del R.P. Julio Triviño cuando lo encontre me parecio una verdadera joya y una solida piedad fundada en una rica espiritualidad de los maestros espirituales como Tomas de kempis y otras oraciones que son muy buenas