viernes, 26 de octubre de 2007

Homenaje a un caído

El teniente aviador naval de la Armada Argentina don Agustín Alonso ha perdido la vida el pasado miércoles, a causa de la caída del avión de instrucción Aermacchi que tripulaba, causada por los desperfectos y pésimo mantenimiento de la aeronave que piloteaba. El restante tripulante se halla fuera de peligro.

No es la primera vez que esta máquina, ahora definitvamente perdida, y las restantes de la unidad, habían suscitado problemas a los aviadores navales, pues ya en otras ocasiones había planteado despefectos en su funcionamiento en pleno vuelo, que hacían recomendable bajo todo punto de vista el suspender su empleo. Pero para el Gobierno usurpador, la vida de un piloto representa un valor que no supera los 1.000 dólares mensuales; y la reposición de una máquina cuesta varios millones de la misma moneda. Como todo se mide en términos materiales, una vida humana, aunque sea de una excelente persona, no vale nada comparada con el dinero que debió gastarse en reparaciones y repuestos; y sobre todo, cuando con ese metálico se pueden realizar turbios negocios, olvidarse bolsas con el valor de la vida de los subordinados en los baños oficiales, o traficar divisas por montos equivalentes a una reposición a cero de un avión, aunque sea a expensas de las vidas humanas de los sacrificados jefes, oficiales y tropa de las Fuerzas Armadas.

Aermacchi de la Armada Argentina

Como en el caso del incendio del rompehielos Almirante Irízar —que gracias a la Divina Providencia, a la permanente intercersión de Stella Maris, la Virgen Capitana de nuestra Marina, y también a la pericia y decisión de su comandante, no provocó vícitimas fatales— toda la culpa es de los tiranos usurpadores del Gobierno político de la Nación Argentina, que sangra hoy nuevamente por la pérdia de uno de sus mejores hijos, muerto en cumplimiento de su deber de soldado. La falta de mantenimiento del material aéreo es devastadora al punto que su uso, en meras tareas de salvamento, importa un riesgo de muerte difícilmente soportable e imposible de compensar.

Las máquinas Aermacchi fueron radiadas de servicio después de las pérdidas sufridas por la 1ª Escuadrilla Naval de Caza y Ataque en la guerra de Malvinas, ante la imposibilidad de obtenerse en el mercado mundial repuesto para sus turbinas inglesas, a causa del embargo británino posterior a al guerra. El reflejo de esta situación puede verse más en esta página, en la cual se sugiere que la Escuadrilla naval había quedado sin operatividad merced a haberse radiado de servicio los aviones, semejantes al estrellado, por su notoria obsolesencia.

Para estos días, tristes como pocos por la pérdida simultánea de varios ilustres defensores de Dios, la Patria y la Familia, este golpe es difícil de sufrir sin el auxilio de la Gracia; en especial, por la indignación que brota de la indiferencia que fue causa de este nuevo agravio a la Vida y a la Patria.

Por lo cual encomendamos a este héroe a las oraciones de nuestros lectores

Teniente Aviador naval Agustín Alonso: ¡Presente!


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo NO diria que la causa de la muerte del joven Agustin fue el pesimo mantenimiento de la aeronave aeromacchi, porque estamos involucrando a un sin numero de personas que trabajaban desinteresadamente por mantener en linea de vuelo la aeronave, personas com mas de 20 años de experiencia en la maquina y que nunca permetirian bajo ningun punto de vista la perdida de un compatriotas. Si a una falta de peocupacion e interes de esta gente que dicen llamarse gobernantes, que lo unico que les interesa es llenarse los bolsillos, caso contrario visiten Calafate y pregunten de quienes son mas de la mitad de las empresas que trabajan para el fisco y quienes son los dueños de los dos nuevos mega hoteles de lujo que se estan construyendo uno en frente de otro.Demas esta decir que en ningun caso aparece el nombre real de los propietarios

Anónimo dijo...

Apreciado lector:.
Como Ud. podrá leer en las líneas de la entrada, atribuímos la culpa al sedicente gobierno "argentino", usurpador en toda la línea, y no a los beneméritos integrantes de los servicios de apoyo de las fuerzas armadas, que con lo que tienen, hacen lo que pueden, que es casi nada.
No se sientan ajenos a nuestra condena las culpables (por decir lo menos) jefaturas de dichas fuerzas, que educan e intruyen a sus subordinados no para la lucha, para la milicia y la oblación a Dios por la Patria y por su pueblo, sino para ser indignos presos preventivos, prisioneros de guerra perpetuos de un par de guerras malperdidas. Un viejo dicho (ahora es viejo: antes era antiguo) rezaba así: "El alma a Dios, la vida al rey, mi honor para mí".
Y yo le digo, apreciado señor, que la vida militar solo puede vivirse así; y por eso honramos al Ruso Agustín sin olvidarnos de quienes, indirectamente, han provocado su muerte.
Los accidentes siempre existen en estas tareas riegosas y todos lo sabemos y lo aceptamos; tentar al Cielo no forma parte del reisgo aceptado, sino de las culpas presentes.
Mis cordiales saludos I. D.
L.b-C.