viernes, 27 de abril de 2007

Volverán en México los sacrificios humanos

El Gobierno local del Distrito Federal en México dispuso que se reintroduzcan los sacrificios humanos en la antigua ciudad de Tenochtitlán, después de 488 años de ser abrogados por Hernán Cortés. Este parece ser el nada edificante final de las sucesivas revoluciones y asonadas de corte masónico y comunista estalladas en México a partir de 1913, y se constituye por tanto en la más neta consecuencia de la adopción de una Constitución socialista e irreligiosa en 1917, que permite al Gobierno central y a los Gobiernos locales violar la libertad religiosa, la vida y la conciencia de los habitantes en cualquier nivel.

Prácticamente desde 1921, en que el PRI, Partido Revolucionario Institucional, una variante del partido comunista soviético, se apoderó violentamente del Gobierno central y de los Gobiernos locales con la ayuda de los Estados Unidos, este partido mantiene el control político del país con escasísimas excepciones. La regla no explícita pero impuesta de hecho por las leyes sancionadas especialmente desde 1917 (que ya existían desde la época de Benito Juárez y nunca fueron derogadas, ni siquiera por el Emperador Maximiliano), es la persecusión de la Iglesia católica y el favorecimiento soterrado de las sectas y denominaciones luteranas o protestantes, especialmente en sus versiones norteamericanas, así como la inspiración masónica de todas sus instituciones y actos de gobierno. Para darse una idea, la Iglesia no tiene libertad de predicar libremente en público ni los sacerdotes podrían, teóricamente, circular por las calles revestidos de sus hábitos religiosos; los oficiales del Ejército no pueden contraer públicas nupcias católicas, por que es causal suficiente para ser exonerados.

Entre los años 1926 a 1930 el general Plutarco Elías Calles, un masón presidente de México, en acuerdo con el embajador de Estados Unidos Dwight Morrow, comenzó una campaña de persecusión criminal contra el catolicismo, que ha dejado como saldo una guerra sangrienta, llamada comúnmente “Guerra Cristera”, y una pléyade de santos y mártires como no tiene hasta ahora ningún país americano. Se estima que en aquella persecución perecieron más de 250.000 víctimas del anticatolicismo.

Parece, pues, que el triste final de la pretendidamente gloriosa Revolución Mexicana, es terminar allí mismo donde comenzó la Historia de México y concluyó la de los aztecas y las demás tribus mesoamericanas que reaizaban sacrificios humanos; y así, autorizar todas las prácticas paganas abandonadas, por la Gracia de Dios, hace casi 500 años. De todas formas, el aborto procurado, delito que entre los aztecas era reprimido con la pena de muerte, ha sido restablecido dentro de una ostensible campaña de paganización más generalizada, a la que son sometidos con especial saña, todos los países integrantes de la otrora gran nación ibero americana, católica en su origen y en sus costumbres y mariana por su piedad popular.

Es este un nuevo paso que dan los gobiernos de esos países, casi sin excepciones y con redoblado brío, para corromper las costumbres de las sociedades esencialmente católicas que ilícita e ilegalmente regentean. Ninguno de los “motivos” o “argumentos” que ensayan, sobre no ser verdaderos en ningún caso, soportarían el menor análisis racional.

Algunos medios de difusión han intentado demostrar que la población femenina prestaba su apoyo a esta “novedad” legislativa, mas no les ha sido posible ocultar que, al conocerse la decisión de la legislatura del Distrito Federal, muchas mujeres reunidas en la zona céntrica, que estaban rezando a la Virgen de Guadalupe para impedir estos sacrificios humanos, comenzaron a llorar desconsoladamente por su Patria y por las víctimas potenciales, lo que fue regitrado por periodístas gráficos extranjeros presentes en el lugar.

Tampoco a los mexicanos, pueblo religioso, culto, combativo, valiente e inteligente, se le ha economizado el escarnio de sumársele, a la desgracia de la restauración de los sacrificios humanos, la del inicuo tratamiento de tontos a que todos los partidarios del aborto someten a los pueblos que los soportan, debiendo escucharse siempre la misma colección de estupideces y mentiras que en el resto del mundo. Como por ejemplo, que “el aborto evita el trauma que crea en el niño el ¡saber que no es querido ...! (así como lo lee ¡se nos ocurre realizar con los autores de la frase generosidades desas a montones!), o que la legalización vendría a subsanar la situación creada por “centenares de miles” de abortos clandestinos, sin que ningún abortista haya podido jamás explicar cómo la legitimación de un abuso vendría a suprimir dicho abuso, ni en qué estadísticas se fundamenta para arrojar semejantes cifras, si en realidad, los casos de aborto procurado denunciados o perseguidos penalmente no pasan de un par (no un par de miles: dos solos, uno más uno) por año, y los casos atendidos en hospitales por lesiones supuestamente postabortivas, no pasan de unos 3.000 anuales en todo México, e incluyen los casos no criminales, como son los accidentales y los espontáneos.

Hipocresía oficial

Demostrando el real temor que le causa a sus integrantes la prometida excomunión de los políticos votantes del aborto, el gobierno local ha enviado a un partidillo de izquierda a denunciar al cardenal primado de México, don Norberto Rivera y al portavoz del arzobispado, Hugo Valdemar, por presuntas violaciones a la “ley religiosa”, una norma anticatólica que prohíbe a los religiosos católicos hacer comentarios políticos, privándoseles de un derecho que, supuestamente, la Constitución reconoce a todos los habitantes de México, sin distinción alguna, justamente por no reconcer ninguna distinción. La respuesta oficialista a la Iglesia, de parte del legislador impulsor de la medida, ha sido amenazándola con recrudecer la campaña difamatoria por supuesta pederastia, lo que confirma aún más las tesis sostenidas por algunos estudiosos sobre el verdadero sentido, origen y alcance de las difamaciones que por esta supuesta causa, vienen sufriendo algunos sacerdotes desde hace algunos años. Por supuesto que los funcionarios oficiales aseguran que su obrar, se explayará “estrictamente dentro de la ley”, como si se tratara de una ley justa o siquiera mínimamente legítima. ¡Es lógico ser estricto con “leyes” creadas a tan siniestro efecto!

Desde luego, este anticipo local, pretende ensuciar también la legislación federal hacia la cual los grupos proabortistas buscan extender la legalización de los sacrificios humanos. Ya existen anteproyectos de ley en ese sentido en el Congreso Federal impulsados, como en el resto del orbe, por obscuras organizaciones cuyas mentoras son, como mínimo, la ONU y las multinacionales farmacéuticas.

¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de la ONU!



martes, 24 de abril de 2007

El limbo no es para los Mártires

Muchas preguntas suscita la definición dogmática sobre la necesidad de la recepción del Bautismo —de agua, de sangre o de deseo— como condición indispensable para la Salvación, o sea, para entrar al Cielo “de lleno”; parece que la cuestión más urgente —y aún la más exigente, “pastoralmente” considerada, como supuestamente habría declarado la fantasmal “Comisión Bíblica Internacional” en cuya página NO ESTÁ publicado este supuesto documento sobre el limbo— es la que atañe a los abortados, que no irían al Cielo.

Y en este particular renglón es donde quisiéramos detenernos un instante, por que no parece conjugarse con el sensus fidei, así como así, que las almas de los niños abortados queden por toda la eternidad en el Limbo, o como se llame el lugar (pues tiene que ser un lugar el que aloje a sus cuerpecitos resucitados) a dónde van los que mueren sin pecados mortales propios, pero con la mancha del pecado original. Porque respecto de ellos, existe como una general conciencia intuitiva de que no lo sufrirán, pues no podrían, en justicia, equipararse a los que han muerto sin el Bautismo y sin pecados personales; certeza moral que tal vez existe ya, para justificar a todos aquellos nonatos que, deseando sus padres el Bautismo para ellos, no alcanzan a recibirlo por no haber llegado a término.

Para resumir una cuestión que merecería una explicación más adecuada, emanada de quien tiene el oficio y la autoridad para exponer y declarar (¡no para inventar!) estas cuestiones, afirmamos con la Iglesia Universal que los abortados, aunque no estén Bautizados y aún siendo inconscientes, van derecho al Cielo por motivo de la sangre vertida por causa del odio a Cristo, y poseen así el Sacramento del Bautismo bajo la modalidad de Bautismo de Sangre, que es el propio de los Mártires. Y las almas de los Mártires están ya en el Cielo, clamando por la Resurrección de los cuerpos, como se afirma en el Apokalysis.

La Iglesia lo afirma sin la menor hesitación; al punto tal, que conmemora cada año la Fiesta de los Santos Inocentes el día 28 de diciembre, no obstante que las víctimas de este espantoso episodio sanguinario, es presumiblemente seguro que no estaban bautizadas con agua ni en el deseo. El mismo principio, pensamos, vale pues para los abortados por que, como podría demostrarse sin demasiado esfuerzo, son víctimas del odio satánico a Cristo. La Patrología latina (PL, 40, 655) sostiene la justificación por la Sangre de los Santos Inocentes, que mueren por Cristo aún sin saberlo, en un texto que ya habíamos referido en una entrada anterior, pero que volvemos a copiar:

«Cuando los magos hacen saber a Herodes que ha nacido el Rey, Herodes se altera y, para no perder su reino, quiere matar al recién nacido; y sin embargo, si hubiese creído en él, hubiera podido reinar tranquilo aquí en la tierra y para siempre en la otra vida... Aquellos niños, sin saberlo, mueren por Cristo»

Por lo cual es posible sostener, apoyándose en la Liturgia, que es la oración y la fe de la Iglesia, la posibilidad de que los abortados sean auténticos Mártires y, por consiguiente, sujetos expresos del Bautismo de Sangre; como lo son todos aquellos que —aún sin saberlo o hasta privados de todo discernimiento, como serían los infantes asesinados por Herodes— mueren sin el Bautismo de agua por causa del odio a Cristo.

Restaría probar, finalmente, que los abortados, cualquiera fuera su número y condición, mueren por Cristo y deben ser considerados mártires y que, por lo tanto, están en el Cielo.

El mundo moderno, al cual algunos creen suficiente rotularlo como “post moderno”, nosotros preferimos llamarlo “post cristiano” y “neo pagano”, por que son conceptos que se ajustan mejor a su condición actual y definen con más acabamiento su tendencia, sus preferencias y su sentimientalismo alucinado, causa de su irracionalidad. De aquel paganismo racional, al estilo romano o griego, o aún oriental, nada se guarda ni se conserva, por que el neopaganismo actual es propiamente una furiosa reacción contra su agua lustral, contra la gracia santificante primera, contra Cristo mismo —¡contra el Bautismo!—, antes que una situación defectiva del conocimiento proveniente de la falta de la iluminación de la Gracia, como lo habría sido en los primeros hombres, después del Pecado Original. Y por eso mismo, representa el último peldaño, el más grosero y obscuro de cualquier paganismo posible: Es un paganismo decadente y no ascendente, como lo fuera el de la Antigüedad.

De allí que, llamarlo “post cristiano”, sea algo más proporcionado a la verdad; y calificarlo de anticristiano, sea perfecto. Y al igual que cualquier otro análogo suyo, un paganismo anti cristiano necesita, como es de toda evidencia, presentarse con las características de su género: idolatría, desorden moral, sodomía y sacrificios humanos, por que la oblación de la sangre es el característico sello satánico, infaltable, de todo paganismo y especialmente del paganismo reinante, que ha abjurado de las formas más elevadas del paganismo antiguo para sumergirse en su peor (y acaso última) modalidad.

Sin embargo, todo ello no determina en forma concluyente y por sí mismo que las muertes por aborto sean crísticas, en Él o por Él, como sería preciso para explicar su carácter martirial y, por implicancia necesaria, el Bautismo de sangre que conllevarían. Pero es por esta misma razón, que los Santos Inocentes han sido admitidos en el seno de la Iglesia y en el Santoral ex post facto, después de conocida y revelada la Historia del Divino Niño y después de consumada la Redención. La Iglesia, que retiene para sí el don profético, cuya primer acepción consiste precisamente en interpretar las Sagradas Escrituras y las realidades terrenales a la luz de la Revelación, así lo cree. Y así, del mismo modo, deberá ocurrir esta vez: cuando Cristo vuelva se conocerá, final y seguramente, que estos espantosos sacrificios humanos eran el Adviento de su Segunda Venida, la rabia homicida del maldito ante la inminencia de su fin; y entonces, y acaso solo entonces, comprendamos que los cientos de miles de abortos han dado a la Iglesia los mártires precursores del Reino que se avecina.


lunes, 23 de abril de 2007

Fuerte declaración de la Conferencia Episcopal contra los intentos de despenalizar el Aborto

LA CONFERENCIA EPISCOPAL, órgano que nuclea a todos los Obispos católicos del país, ha dado a conocer una severa Declaración contra el intento del Congreso de sancionar una ley autorizando el aborto y advirtiendo sobre sus nefastas consecuencias, las que no recaerían únicamente sobre la población en general en forma de fomento de malas costumbres sociales, sino también sobre los legisladores en particular, cuyo ejercicio de la autoridad política se tornaría ilegítimo de forma irreversible. El Documento afirma que los gobiernos que aprueban las prácticas abortivas, se convierten en tiranías: «autorizando el aborto, el Estado introduciría el principio que legitima la violencia contra el inocente indefenso y, por lo tanto, renunciaría a defender el derecho de los más débiles, dejando de ser "Estado de Derecho" para convertirse en un Estado de la “ley del más fuerte”».

En otro pasaje de inusual severidad, la reunión de los Obispos señala que «Vivimos días de constantes iniciativas, declaraciones y medidas concretas para la protección de los derechos humanos. Sin embargo, y de manera contrastante, como sociedad estamos dejándonos invadir por modos de pensar y actuar que van configurando una “cultura de la muerte”. No se trata tan sólo del fenómeno de la violencia que sufrimos en diferentes partes de nuestra Nación, sino de normas legales que pretenden consagrar principios contrarios al derecho fundamental de la vida. Aún en (nuestra) sociedad..., caracterizada por la humanidad y la fe de su gente, por los esfuerzos en defensa de la vida y la familia; se escuchan voces en favor de la legalización del aborto, en nombre de una mal entendida libertad y defensa de la mujer».

«La defensa de la vida no parte de un dogma religioso, sino de un principio de derecho natural, accesible a la razón, fundado en la realidad del hombre y su dignidad y que, en consecuencia, no es una verdad dependiente de solas convicciones religiosas. La defensa de la vida humana desde su concepción ha sido asumida por la misma ciencia. Es la ciencia la que nos confirma que aun antes de nacer, el ser concebido es una persona, y sujeto de pleno e inalienable derecho a la vida; y el deber de la sociedad es protegerlo adecuadamente.»

Señalando las profundas e irreversibles consecuencias de sancionar una legislación como la propuesta, aseveran que, «por los casos que en el ejercicio de nuestro ministerio nos ha tocado acompañar, los Obispos sabemos del daño que produce en la conciencia y en la mente de una mujer la realización de un aborto. Lo que parecía una solución, no fue más que la agudización de un conflicto interno. Es una doble cruz que le imponemos cuando estamos más atentos a eliminar un “problema” (aunque este sea una personita), que a legislar para asegurar a todas las madres la posibilidad de criar a sus hijos en un marco de seguridad social, o permitir que puedan dar su hijo en adopción sabiendo que tendrá el amor y la atención necesarias para crecer sano... En esta línea, son muchas las iniciativas que se podrían y deberían discutir en favor de la vida del niño por nacer y de su madre, sin desproteger a ninguno.»

Los prelados elevan al máximo sus protestas por lo que se considera un atropello de los legisladores, diciendo que «...es difícil aceptar la contradicción en el hecho de que legisladores que fueron elegidos para preservar el bien común, legislen violando el derecho natural a la vida de un inocente. Cualquier legislación en favor del aborto es una contradicción con la función propia del Estado, que existe total y exclusivamente al servicio de la persona y de la comunidad». Para pasar enseguida a exponer el fundamento de esta última afirmación: «El Estado no es fuente originaria de los derechos innatos e inalienables de la persona, ni creador y árbitro absoluto de esos derechos, a los que debe reconocimiento, tutela y promoción.».

El documento, que está fechado el día 17 de abril de 2007, lleva la firma del Presidente y del Secretario General de la Conferencia Episcopal.


El texto completo del documento puede leerse en este lugar.

domingo, 22 de abril de 2007

El limbo de los confundidos *

n un artículo firmado por un tal John Tavis, publicado en Catholic News, que es la página noticiosa de la Conferencia Episcopal norteamericana, se afirma que el Vaticano ha derogado el limbo... La noticia, que estaría referida a un documento supuestamente elaborado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, guiada por el cardenal Joseph Levada —de cuyos servicios, se afirma en corrillos vaticanos, Su Santidad desea prescindir prontamente— no ha sido difundida por ningún medio católico oficial ni por algún otro organismo de la Santa Sede, ni tampoco se halla en el sitio del Vaticano destinado a este tipo de documentos. Tampoco se trata de la condena del perverso baile afro—caribeño creado por Chubby Checker y que lleva ese nombre, de connotaciones eróticas y satánicas; lo cual, de todas formas, hubiese sido saludable. Se trataría específicamente del limbo de los inocentes o limbo de los niños, lugar o estado de quienes sin portar ninguna culpa propia, mueren con el pecado original o sea, sin el bautismo.

No obstante esto, supuestas partes de su contenido han sido transcriptas por distintos medios de difusión públicos occidentales (y profanos) con diverso enfoque y alcance, como el izquierdista diario Clarin de Buenos Aires, o el liberal madrileño El País. Sin embargo, en todos los casos, las respectivas noticias no hacen sino transcribir en forma acrítica, una u otra parte del artículo publicado en Catholic News, evidentemente a espaldas de la Santa Sede, que aún no ha dicho una sola palabra sobre todo esto. Ningún medio destaca que en el documento en inglés de Catholic News, se advierte que “Its documents are not considered expressions of authoritative church teaching”; así que no se sabe para qué lo publican, pues es de hacer notar que las opiniones privadas de los integrantes de la Iglesia, no deberían difundirse por canales semioficiales, como éste.

Pues bien: A ningún advertido escapa que el problema de la existencia del Limbo, es significativamente menor a aquellas otras dos cuestiones mayores y preliminares que quedan involucradas por implicancia, a saber: UNO, la necesidad del Bautismo para la Salvación, y DOS, la consiguiente substitución práctica de este Sacramento en casos considerados como muy especiales. Veámoslo por partes.

Cualquier católico bien educado —noción que incluye a los que tienen poca instrucción pero el ojo siempre avizor— no acepta que la Iglesia pueda “derogar” a piacere o abolir las cosas sagradas o las verdades reveladas así como así, especialmente cuando han formado parte, como verdades católicas, de la enseñanza oficial; pero se admite que, sobre cuestiones que no atañen directamente a la Revelación, o bien, que son solamente determinaciones de la Sagrada Escritura o de la Tradición que merecen o requieren una aclaración para su más elevada comprensión, la Iglesia puede, y en algunos casos debe, ejercer su potestad magistral para definirlas.

Las definiciones, dogmáticas y de la Sagrada Escritura, en torno a la necesidad del Sacramento del Bautismo para la Salvación eterna son explícitas, expresas y categóricas, en tanto que la mera generación humana, por sí misma, siempre se ha considerado más como causa de muerte que de vida, solamente remediable por el Sacramento del Bautismo, que borra los efectos eternos del Pecado Original, confiere la primer gracia santificante, nos hace hijos de Dios en Cristo, herederos del Cielo y miembros del Cuerpo Místico:

Nuestro Señor Jesucristo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará.» (Mc 16, 15-16)

Pío XI en Casti connubii: «Y con ser cierto que los cónyuges cristianos, aun cuando ellos estén justificados, no pueden transmitir la justificación a sus hijos, sino que, por lo contrario, la natural generación de la vida es camino de muerte, por el que se comunica a la prole el pecado original; con todo, en alguna manera, participan de aquel primitivo matrimonio del paraíso terrenal, pues a ellos toca ofrecer a la Iglesia sus propios hijos, a fin de que esta fecundísima madre de los hijos de Dios los regenere a la justicia sobrenatural por el agua del bautismo, y se hagan miembros vivos de Cristo, partícipes de la vida inmortal y herederos, en fin, de la gloria eterna, que todos de corazón anhelamos.»

San Pio X, Catecismo Mayor: «546. Los sacramentos más necesarios para salvarnos son dos: el Bautismo y la Penitencia; el Bautismo es necesario a todos, y la Penitencia es necesaria a todos los que han pecado mortalmente después del Bautismo.»

Idem: «563. Hay que darse prisa en bautizar a los niños, porque están expuestos por su tierna edad a muchos peligros de muerte, y no pueden salvarse sin el Bautismo.»

Idem. id. «564.— ¿Pecarán, pues, los padres y las madres que por negligencia dejen morir a sus hijos sin Bautismo o lo dilatan? — Si, señor; los padres y madres que por negligencia dejan morir a los hijos sin Bautismo, pecan gravemente porque les privan de la vida eterna, y pecan también gravemente dilatando mucho el Bautismo, porque los exponen al peligro de morir sin haberlo recibido.»

Catecismo de la Iglesia Católica:

«§ 977: Nuestro Señor vinculó el perdón de los pecados a la fe y al Bautismo: "Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará" (Mc 16, 15-16). El Bautismo es el primero y principal sacramento del perdón de los pecados porque nos une a Cristo muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación (cf. Rm 4, 25), a fin de que "vivamos también una vida nueva" (Rm 6, 4).»

«§ 1257: El Señor mismo afirma que el Bautismo es necesario para la salvación (cf Jn 3,5). Por ello mandó a sus discípulos a anunciar el Evangelio y bautizar a todas las naciones (cf Mt 28, 19-20; cf DS 1618; LG 14; AG 5). El Bautismo es necesario para la salvación en aquellos a los que el Evangelio ha sido anunciado y han tenido la posibilidad de pedir este sacramento (cf Mc 16,16). La Iglesia no conoce otro medio que el Bautismo para asegurar la entrada en la bienaventuranza eterna; por eso está obligada a no descuidar la misión que ha recibido del Señor de hacer "renacer del agua y del espíritu" a todos los que pueden ser bautizados. Dios ha vinculado la salvación al sacramento del Bautismo, pero su intervención salvífica no queda reducida a los sacramentos»

«§ 1258: Desde siempre, la Iglesia posee la firme convicción de que quienes padecen la muerte por razón de la fe, sin haber recibido el Bautismo, son bautizados por su muerte con Cristo y por Cristo. Este Bautismo de sangre como el deseo del Bautismo, produce los frutos del Bautismo sin ser sacramento.»

«§ 1259: A los catecúmenos que mueren antes de su Bautismo, el deseo explícito de recibir el bautismo unido al arrepentimiento de sus pecados y a la caridad, les asegura la salvación que no han podido recibir por el sacramento.»

«§ 1260: Cristo murió por todos y la vocación última del hombre en realmente una sola, es decir, la vocación divina. En consecuencia, debemos mantener que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, de un modo conocido sólo por Dios, se asocien a este misterio pascual (GS 22; cf LG 16; AG 7). Todo hombre que, ignorando el evangelio de Cristo y su Iglesia, busca la verdad y hace la voluntad de Dios según él la conoce, puede ser salvado. Se puede suponer que semejantes personas habrían deseado explícitamente el Bautismo si hubiesen conocido su necesidad.»

«§ 1261: En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven (cf 1 Tm 2,4) y la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: "Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis" (Mc 10,14), nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin Bautismo. Por esto es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo bautismo.»

Desde luego, es perfectamente demostrable una fundamentación dogmática e histórica mucho más abundante (aquí, por ejemplo) sobre la ineludible necesidad del Bautismo para la Salvación, pero lo dicho basta a nuestro propósito que, de momento, es apologético.

De todas formas, si se lee atentamente el novel “documento” sobre el limbo (o lo que de él se da a la imprenta, vamos...) y se lo compara con la doctrina copiada arriba, especialmente con el número 1261 del Catecismo de la Iglesia Católica (que no contiene ningún dogma ni una verdad revelada, sino una expresión de deseos) se ve con toda claridad que no existe ninguna novedad en nignún renglón; y que entonces, toda esta conmoción es, por lo menos, algo interesado y con un alcance distinto y más obscuro al de las meras palabras, pues viene a ser, como mínimo, una declaración inútil, por repetida.

Entonces, debe llamarse poderosamente la atención sobre la fuerte conmoción sentimental que encierra esta noticia, especialmente por su efecto en quienes, por su buen corazón de cristianos, sufren a toda hora por la que creen desesperada suerte eterna de las víctimas de los abortos (in crescendo, según los medios de difusión y algunas suposiciones desgraciadamente acertadas) que se realizan hoy en día en todo el mundo y que son almas que no alcanzarían, en principio, la salvación eterna, sino que irían al limbo. Pero este argumento, por lo hábil y peligroso, nos pone tras una sulfurosa pista y nos llama a la precaución. Por que vemos que, intentando parodiar a Dios, pero obrando a la inversa, se trataría de producir un efecto malo a expensas de un sentimiento bueno, a saber: Que por no verse perdidas para la Vida Eterna tantas almas de abortados, pudiera venir a creerse de algún modo que sin el Sacramento del Bautismo, también sería posible la Salvación, principio que, ya se ha visto, no solamente es falso por completo sino que redundaría en la perdición eterna de muchísimos buenos, que dejarían de buscar primeramente el Bautismo de sus semejantes, perdiéndose ellos mismos.

La hipotética “supresión” del Limbo, de existir, no debe suponerse más que como un cambio de nombre, pero de ninguna manera una modificación de la doctrina tradicional ni, menos aún, como una autorización para prescindir del Sacramento del Bautismo. Si los no bautizados que mueren sin alcanzar la edad del discernimiento pueden eludir la pena del Infierno es una cuestión que, de momento, no es definitiva ni concluyente, sino una simple sentencia fundada en la confianza en la Misericordia Divina, que nos hace creer (sin un explícito apoyo escriturístico) que no serán abandonados a la pena eterna, que únicamente han merecido por el pecado de Adán, pero no por alguno propio. En segundo lugar, tampoco puede afirmarse —más bien, en vista de los textos doctrinarios, debe negarse completamente— que tendrán una plena participación en la Vida Trinitaria, que se asegura como principio a todos aquellos que han tenido fe y la han recibido por el Bautismo, y han muerto en estado de gracia o, al menos, en estado de contrición perfecta, real o presunta.

¿Cuál sería, entonces, el resultado de la aplicación de estos principios? Que esas almitas no irían al infierno, ciertamente, ni al Cielo, sino a dónde no puedan sufrir la pena eterna de la privación de Dios ni la del sentido, pero tampoco alcancen la visión beatífica, para lo cual deberían haber tenido fe y estar bautizadas. Si a esto lo llamamos “limbo” —que en el sentido prístino, no era un concepto teológico nato sino una palabra vulgar que significaba frontera, utilizada para designar una realidad supraterrenal de los no bautizados—, “barrio periférico del Cielo” o “puertas afuera del Averno”, o como queramos, es indiferente y una cuestión secundaria y meramente nominal, e inclusive cultural y hasta de puro gusto personal; siempre que se mantenga la verdad que encierra y no se nieguen los principios que supone. Pero es exactamente ésta, y no otra, la cuestión que trata el hipotético y aún desconocido documento a que aluden las noticias referidas.

¿Cuál sería, entonces, la consecuencia práctica de la mala interpretación de esta sospechosa “noticia”, tan maliciosamente difundida y torpemente aceptada? Pues en primer lugar, nada menos que, para muchos, la probable prescindencia progresiva de la administración del Bautismo a los recién nacidos, pues total, si su Salvación eterna no peligraría hasta que alcanzaran la edad del discernimiento, no valdría la pena el esfuerzo. Y en segundo y terrorífico lugar, agregar otro argumento a favor del aborto, pues si los recién nacidos, o los no nacidos, ni se condenan ni quedan excluídos de la visión eterna —que es la Vida misma de la Trinidad Divina— por causa de la ausencia del Bautismo, ¿qué habría de terriblemente malo, siniestro, desde el punto de vista sobrenatural, en suprimirlos ...? ¡Si hasta se les estaría haciendo un favor, evitándoles que pequen ...!

Se nota en esta notícula el rastro de una herejía condenada, como lo es sostener que, finalmente, la gracia de Dios, o mejor dicho, su Infinita Misericordia, que superaría el orden mismo de la Gracia, a todos querrá ver salvos a pesar de haber muerto fuera de la Iglesia y aún en pecado mortal; o también que, finalmente, Dios abrogará el Infierno (si es que existe), como quería el famoso teólogo renovador Urs von Balthasar y que, por implicancia necesaria, todos los Sacramentos son pura filfa ...

Quede aclarado, de todos modos, que la condena que contra el aborto mantiene la Iglesia es por dos causas, y no por mera conveniencia o coherencia doctrinal: La primera es de carácter sobrenatural, pues además del pecado de homicidio que cometen la madre y todos los cooperadores conscientes, al abortado se le cierra, por principio, el camino a la perfecta vida de la Gracia, y que es uno de los mayores agravantes del nefando delito de aborto. Y segundo, por una razón natural: la Vida es un don y, de consiguiente, un bien indisponible, del que ningún inocente puede ser privado bajo ningún pretexto, jamás.

¿Cómo, pues, no se ha de ver en todo este episodio un intento de fomentar una general invitación a la licencia y al desenfreno homicida?

Puede ser cierto que, desoyendo los consejos del Aquinate, seamos algo malpensados; pero en los tiempos que corren y con las cosas que pasan, preferimos hacerle el gasto al bondadoso Santo Doctor y lanzar este aviso. No somos tan sonsos como para no ver las corridas en que algunos sectores están empeñados, a fin de hacerle dar un porrazo doctrinal al Santo Padre; quien por su parte, ha emprendido una dura lucha por recuperar las verdades católicas obscurecidas por la herejía dominante y la malicia del mundo.

No deberíamos prestar más, ninguna atención a trascendidos, opiniones privadas de supuestos teólogos o a cualquier otra novedad que intente introducir fisuras en la ya colapsada fe de la Iglesia, y que no provengan de la voz segura, tronante y mansa del Pescador romano. Por que el maldito es mentiroso, homicida y ladrón desde el principio, y anda rondando a rugido limpio, a ver a quién devorar.

Así que no andemos saltando de la salsa al sartén.

* Quisiéramos no haber escrito nunca lo que va arriba de esta aclaración, ni tampoco esta aclaración, por el respeto que debemos a la ilusionada esperanza de tantísimos padres que, con generosidad sin límite ni cálculo alguno, han traído al mundo alguno de sus hijos y han perdido otros, en el camino azaroso y plagado de dolores de la auténtica, única y verdadera paternidad responsable, esperando reencontrarse en el Cielo con todos ellos, sin excepción. Dios nos perdone si les causamos algún dolor, que nada está más lejos de nuestra intención. Y que vean que, defendiendo al Bautismo de la perplejidad causada por la malintencionada difusión de la noticia que comentamos, defendemos la felicidad eterna de todos los concebidos. Volver.

jueves, 19 de abril de 2007

(Malas) noticias frescas ... con humo.

La Matanza de Virginia traerá muchas consecuencias, menos, seguramente, el castigo al culpable ejecutado con la espectacularidad que tanto gusta en la Gran democracia del Norte, porque muy oportunamente, el enloquecido coreano asesino decidió acompañar a sus víctimas; aunque probablemente no irán al mismo sitio, según nos informa la Fe.

Un periodista, padre de uno de los muertos, dijo la verdad más plúmbea, evidente y sencilla que pueda uno escuchar en estos casos: —«Si mi hijo hubiera llevado un arma, el h... de p... ése estaría muerto y los chicos vivos»; a lo cual un cobarde, que nunca faltan y menos aún en el Gobierno, le respondió con las monsergas idiotas de siempre: «No se puede convertir la calle en el Lejano Oesete». ¿Y qué se creerá que son las calles de su país, o acaso, las de las todas las demás grandes ciudades?

Y todo esto viene a cuento de un excelente envío publicado por Cruz y Fierro a propósito de este horroroso hecho, cuya lectura es obligada, aunque no sea factura de nuestro desconocido amigo, sino del Blog “Foro Santo Tomás Moro”, por la sencillez con que encara y descubre el verdadero problema que subyace casi siempre tras estos tortuosos e inesperados hechos, de sospechosa y regular espectacularidad hollywoodense, y que fundamentan la permanente limitación, o más bien la supresión, de los derechos individuales en beneficio de un hipotético “empleo racional” del derecho suprimido, por parte de ... agentes del Estado. Algunos derechos, aparecen así como insoportables, o impensables, en manos de “particulares”, pero adquieren fulminante racionalidad en manos de ... otros particulares, pero que estarían elevados a la condición suprahumana de “agentes estatales”. Como de costumbre y para colmar el mal humor de los lectores que cada vez se sienten más maltratados como idiotas, además de golpeados por noticias como ésta, la prensa seria culpa al instrumento —las armas, especialmente las de fuego— y no al autor del hecho, quien es evidente que pudo recurrir para ejecutar su malvado designio a un cuchillo, una cerbatana, o una maza de albañil, mostrándose así una larga hilacha cuya punta termina probablemente en el Infierno (que por supuesto, Perfidia12 nos informa que no existe). El insensato y criminal sentimentalismo predominante, especialmente en el Hemisferio Norte, y que es enemigo pugnaz de cualquier verdadera racionalidad y, por consiguiente, de cualquier verdadera prevención, impide toda discusión fundada en la razón y arroja el problema en manos de pícaros, pillos y aprovechados, que no hacen sino consumar su agosto (en el Hemisferio Norte), a expensas de tanta víctima inocente y, sobre todo, desprevenida.

Alguno de estos días, expondremos el semejante caso de los accidentes automovilísticos, en torno a los cuales se mueve más un sentimentalismo anulatorio de la verdadera e inteligente prevención —y un oculto, nada desdeñable y nada inocente provecho que, en forma de dinero, va a parar a la mugrientas (y así ensangrentadas) manos oficiales— antes que una política auténticamente racional, estudiosa y fundada en realidades estadísticas (que por cierto, no existen aquí, ni en ninguna otra parte), en tendencias y en el conocimiento de la naturaleza humana.

Es un pasito más del anticristo.

Requiem aeternam donna eis, Dómine; et Lux Perpetua luceat eis.


miércoles, 18 de abril de 2007

Examinando candidatos ...

El ex ministro de Economía del Gobierno inconstitucional argentino y precandidato a la Presidencia para las elecciones de este año, Roberto Lavagna, se ha pronunciado rotundamente a favor del aborto. Haciendo gala de su ignoracia o de su hipocresía —es imposible determinar, en esta clase de sujetos ubicuos, cuál es su más feo vicio, pues todos ellos compiten entre sí por la primacía— ha manifestado sin embargo ser partidario de un aborto “por grados”.

Así como lo oye; o mejor aún: como lo lee. Pero no es todo: Pese a sus ambiguas declaraciones, en las que afirma que él toleraría el aborto pero “con los límites que suponen defender la vida” (SIC), algo sorprendente por lo contradictorio —y que supone tanto como decir que defendería la vida siempre que no se oponga al derecho al homicidio— no trepida en elogiar la gestión del famoso delincuente, ministro de fornicación Ginés González García, a la cual califica de ¡“buen trabajo”!, alabando implícitamente al payasesco funcionario por su defensa del inútil (pero rentable, amigo, muy rentable) preservativo, o por su insistencia en torno al aborto como derecho, en abierta asociación ilícita con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, el canallita Felipe Solá, y su inimputable ministro de Salud Mate; o tal vez, por haber instroducido fármacos abortivos clandestina e ilegalmente en el vademécum de la farmacopea argentina, por lo cual está procesado conjuntamente con el directorio de la Administración Nacional de Medicamentos, que de él depende.

¿Son todos estos antecedentes los que desacreditan a Ginés como futuro ministro de Salud de Roberto Lavagna? No; es, sencillamente, que “sus actitudes políticas lo ubican en un espacio distinto del que a mí me interesa” —regurgita para sí, el audaz economista, cuya propia gestión con los gobiernos incostitucionales de Duhalde y K., se limitó a confirmar la extensión del maléfico “corralito” de diciembre de 2001, y del dinástico “corralón” de febrero de 2002; o sea: el hombre es un típico agente de la finanza y la política perversa. Él hizo como ministro de Economía, lo mismo que Ginés como forreador de la Salud: Quedarse con el futuro argentino. El uno por homicidio, el otro por medio del saqueo. ¡Linda pareja!

La diferencia entre ellos es, pues, de mera competencia material, pero no de principios ni de pertenencias, si la palabreja deja en claro el asunto.

Panorama Católico, ese semáforo contra la inadvertencia con que cuentan los católicos en Internet, tamiza la noticia que remite Notivida, el infaltable Boletín del Padre Juan Claudio Sanahuja, y cuyo origen está en un reportaje de la Revista de La Nación, diario.

Lavagna se equivocó fiero, pues se creyó que el aborto y la política antinatalista, antivida, daba votos en la Argentina, “por que total” —como nos dijo hace un tiempo un politiquillo local, al cual le aplicamos el diminutivo como adjetivo moral, pese a su estatura elevadísima— “como todo el mundo está en la j..., lo mejor es darles lo que quieren y así seguimos nosotros arriba”. Opuesto que le fué, el reparo sobre la inmoralidad intrínseca del planteo, recibimos por toda respuesta una miope mirada de incomprensión ...

La dimensión moral de las cosas, de la vida y de las obras, es algo que, en la jerga política partidista, tiene un único fin: llenar los vacíos que dejan en los discursos las hueras aljabas de los disertantes. La grandeza de la vida como testimonio de singladura eterna, es algo que escapa, pensamos que casi por completo, a estos usureros de carne y sangre humana cuyo alimento vital es la población, cuyo bien juran irresponsablemente defender y sostener, aún a expensas de su propia vida. Sería inconcebible la maldad de estos sujetos, a no ser partiendo de una irresponsabilidad moral casi perfecta (siempre que fuera posible, ¡moralistas atended!, cierto acabamiento del mal, que creemos imposible de todos modos, por ser el mal causa defectiva, ausencia de bien), que es imposible siquiera de pensarse. Todo ser racional es, por imposición esencial, un ser moral, con vida moral, que obligadamente debe pensar las cosas bajo razón de bien y, así, moderar su propia conducta y su propia vida.

¿Cómo es posible hablar tal como lo hace Lavagna, sin quedar de inmediato advertido que el hombre sería, como hemos dicho, un ignorante asombroso, o acaso un hipócrita, pero en cualquier caso, un potencial asesino? Por que, convengamos: No se puede defender la licitud del aborto, tan siquiera bajo formas “sub conditione” si, de paso, no se desprecia la vida humana en la misma proporción en que se admite su supresión.

Le dejamos el interrogante a nuestros amabilísimos/as y cultérrimos/as lectores/as. Mientras tanto, les pedimos que, por ahora/ro, no elijan a este candidato/a.


lunes, 16 de abril de 2007

¡Feliz Cumpleaños, Su Santidad!

Hoy, el Papa cumple 80 años.

Queríamos recordar la fecha y saludarlo, por que su trabajo es pesado y las congratulaciones de los fieles, hacen más llevadera su carga.


Oremus pro Pontifice nostro Benedicto; Dominus Conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum eius.


domingo, 15 de abril de 2007

El Irízar

E l incendio del rompehielos argentino «Almirante Irízar», el único buque de su clase que navega en el Hemisferio Sur, ha golpeado profundamente a todos los argentinos; a los no argentinos, no. Fue botado en Finlandia en 1980 para la Marina de la Argentina y ha estado en servicio ininterrumpido desde entonces.

Pese a ser, nominalmente, un buque de la Marina de Guerra, durante estos casi 30 años de singladura, su nombre ha sido sinónimo de paz, de alegría y, no pocas veces, de esperanza de vida.

Además de reaprovisionar puntualmente las bases militares del territorio argentino antártico —asombrosa tarea en la cual la Argentina lleva nada menos que 102 años— ha efectuado más rescates y misiones humanitarias (acá decíamos antes: caritativas) que la ONU en 60 años de inoperancia efectiva y cacareo degenerado; ha salvado vidas, buques, cargamentos y ha mantenido la humilde dignidad argentina siempre alta, compartiendo el prestigio de su antecesor, el glorioso rompehielos «General San Martín», al cual vino a reemplazar. Se podría afirmar, sin temor a errar, que es el símbolo más honroso e indiscutible del prestigio del uniforme azul, su más destacada condecoración. El símbolo mismo de la resistencia ante la adversidad y la inclemencia, de la verdadera solidaridad argentina, antes que de la acometividad; Santo Tomás decía que era más virtuoso resistir que atacar (S. Th. II-IIæ, cuestión 128, artículo 6).

Es un símbolo argentino clásico, pero de esa clase que no se pregona y del cual casi nadie habla, pero ante cuya posible desaparición, se estremecen los ánimos y se consterna todo un país, reconociendo en esa silueta inconfundible, una de las cosas que, realmente, unen, convocan y representan. En estricta verdad, se trata de una presencia que, de una forma u otra, abofetea la estúpida sensación de superioridad nórdica llevando a cabo una tarea que pocos o nadie está en condiciones, o siquiera dispuesto, a llevar adelante. Y entonces, por desgracia para el noble buque, es un símbolo de la verdadera y más profunda gallardía nacional e iberoamericana.

—Y diga Usté: ¿dónde está la desgracia?

Pues justamente en ser símbolo de algo que es temido, odiado, despreciado y escarnecido, por el solo hecho de existir, por toda esa mafia de rencorosos, cobardes y tilingos que, para mal de nuestros pecados, comparten el suelo patrio. ¿Y los que no lo comparten...? También.

Alberto Buela, un interesante y muy apreciable pensador argentino, que demuestra su talento poniendo por delante algunas pasiones desordenadas (solamente de sentimentalismo político, a no temer), las cuales juegan como el contrapeso que debe vencerse para no perderse ni una sola de sus interesantes letras, sostiene la tesis del atentado inglés al rompehielos, como una venganza contra una decisión del gobierno argentino que limitó los derechos de algunas compañías inglesas en el continente.

Aunque recomendamos la lectura de todo el artículo, algunos párrafos de Buela merecen destacarse aquí:

Desde la época de la restauración democrática (circa 1983) cuando el canciller Caputo proclamó la teoría de la diplomacia desarmada, según la cual se plantea por principio la no-conflictividad con los otros Estados de la tierra, la Argentina actuó en el orden internacional a través de lo que el filósofo español Gustavo Bueno llama: la política Alicia. Por aquello de Alicia en el país de las maravillas y cosas por el estilo, que parte de la base falsa que si nosotros negamos el conflicto los otros Estados harán lo mismo.

Esta "política Alicia" la rompió el canciller Taiana hace unos pocos días cuando anuló los contratos y pactos del gobierno de Menen y su canciller Di Tella (el de las relaciones carnales con los Estados Unidos, el que le enviaba bombones y tarjetas de Navidad a los kelpers) con Inglaterra sobre explotación petrolera en torno a las islas Malvinas

La respuesta de Inglaterra no se hizo esperar y previendo que la compañía petrolera Schell no va a poder operar en el territorio continental argentino, en un atentado —típicamente inglés— le destruyó el único buque argentino que puede navegar con autonomía y seguridad el Atlántico Sur.

Como dice el autor de la muy recomendable tesis: si non e vero, e bene trovato.

martes, 10 de abril de 2007

La paloma levantó vuelo ... ¡y era buitre!

El muy miserable y “centroderechista” presidente portugués, Anibal Cavaco Silva, procedió hoy a promulgar la ilegal ley que permite realizar abortos hasta la décima semana de gestación. Luego de la votación parlamentaria mantuvo en suspenso a toda la nación, haciendo pensar que utilizaría su facultad de enviar el proyecto al Tribunal Constitucional antes de promulgarlo, o tal vez para negarse a hacerlo; pero al dejar vencer el plazo legal para hacerlo el 30 de marzo pasado, muchos especialistas pensaron que, en realidad, era su propósito vetar la criminal ley.

Finalmente, mostrando en su vuelo que era más un ave de rapiña política que una paloma pacífica o un auténtico estadista, Cavaco, que se presentó hace un poco más de un año ante el electorado portugués como un líder de centroderecha, ni remitió el proyecto al Tribunal constitucional para su fiscalización —una facultad constitucional que tienen los legisladores de la minoría parlamentaria o el Presidente del país, a fin de hacer revisar un proyecto de ley aprobado por la mayoría pero que pudiera ser contrario a la Constitución Portuguesa— ni tampoco lo vetó, como durante tres semanas se permitiera hacer creer que sucedería cuando dejó vencer la oportunidad para descalificar el proyecto, sino que sencillamente lo promulgó hoy, burlándose así de todo Portugal y mostrándose, recién ahora, como quien realmente es.

Cavaco Silva nunca se pronunció a favor del aborto en su campaña política, ni permitió jamás que se levantara en la población la sospecha de que sería tolerante con este flagelo homicida y, más aún, que lo apoyaría resueltamente como lo ha hecho. Pocas semanas atrás, en una maniobra política para ganar espacio en los medios de difusión y presentar la falsa necesidad de una reforma legislativa en este aspecto, el primer ministro Sócrates provocó un plebiscito nacional en el cual la población se negó masivamente a participar, por cuyo motivo la consulta fracasó por segunda vez en 10 años, pues la constitución portuguesa exige que, para que el resultado de una consulta popular sea vinculante para el gobierno, es preciso que participen en ella, lo menos, un número de votantes igual al 50% del padrón electoral. En su día, dimos cuenta del segundo plebiscito, de su resultado y de la estafa política que se perpetraba por este medio. Pero el Presidente de la República no se mostró en ningún momento como favorable a este proyecto sino que, por el contrario, permitió que se creyera que lo vetaría o que, por lo menos, lo enviaría al Tribunal Constitucional para su invalidación.

En nuestra entrada anterior, utilizábamos como descripción gráfica de la situación, una paloma tomando lecciones sobre la manera de embromar a los seres humanos, aún sin darle ninguna otra connotación ornitológica que la que surgía de la exposición lúdica de aquella graciosa imagen.

Pero hoy, comparando aquella inocente fotografía con la presente realidad, y con la ferocidad criminal que el planeo voraz del Presidente ha mostrado, creemos necesario rectificarla ofreciendo, en cambio, otra del aludido político “centroderechista”, donde se lo muestra en el momento de alzar su engañoso vuelo.



domingo, 8 de abril de 2007

Pascua de Resurrección


Salve Regina, lætare ¡Aleluya!



jueves, 5 de abril de 2007

La otra carta de Monseñor Baseotto

Algunos se preguntarán el motivo de la remisión a Monseñor Antonio Baseotto de tan elogiosa carta de Su Santidad Benedicto XVI; otros más, querrán saber por qué causa en abril del año 2005 el gobierno inconstitucional argentino pretendió separar a este benemérito prelado de sus funciones como Obispo castrense.

Pero son muy pocos, ciertamente, quienes han manifestado, asertiva o implícitamente, conocer la carta que este digno y vigilante pastor enviara a un miembro del susodicho gobierno, aunque el número de criticones y peritos de ocasión, excediera crecidamente aquella exigua cantidad.

Por lo tanto, como la pieza no tiene desperdicio y en estos días un poco de Penitencia no viene mal, ahí va, convenientemente preservada de todo contagio político envuelta en pintura rosada (al látex):

Buenos Aires, 17 de febrero de 2005
Señor ministro de Salud Pública
Doctor Ginés Mario González García

De mi consideración:

Me han hecho llegar la transmisión de una entrevista que Ud. sostuvo con un periodista el 14 de este mes.

Como deja la impresión de que el único obispo que dice las cosas es el Arzobispo de La Plata, por la presente quiero informarle que sobre el aborto, la anticoncepción, la corrupción de menores, etc., se ha pronunciado el Episcopado Argentino en repetidas ocasiones, y el papa Juan Pablo II en toda oportunidad que se ofrece. Lo hizo la semana pasada ante la nueva embajadora de Holanda. El 10 de enero decía en el discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede: “En estos últimos años el desafío de la vida se está haciendo cada vez más amplio y crucial. Se ha centrado particularmente en el inicio de la vida humana, cuando el hombre es más débil y debe ser protegido mejor… La posición de la Iglesia apoyada en la razón y la ciencia es clara: el embrión humano es un sujeto idéntico al niño que va a nacer y el que ha nacido a partir de ese embrión. Por lo tanto, nada que viole su integridad y dignidad es éticamente admisible”.

Usted es médico. Sabe perfectamente que el feto en gestación tiene ADN propio, ni del padre, ni de la madre. Suyo propio. Es una persona humana. Al privarlo de la vida se está pisoteando su derecho humano primordial.

La multiplicación de los abortos que usted propicia con fármacos conocidos como abortivos es apología del delito de homicidio… Cuando usted repartió públicamente profilácticos a los jóvenes, recordaba el texto del Evangelio donde nuestro Señor afirma que “los que escandalizan a los pequeños merecen que les cuelguen una piedra de molino al cuello y lo tiren al mar”.

Usted afirma que es para prevenir el sida. Todos queremos que nadie sea aquejado por semejante enfermedad. Pero usted sabe –como lo sabe toda persona medianamente informada– que los poros de látex permiten el paso del virus. Y no son la barrera que tanto pregona la industria del látex que mueve cifras millonarias.

Y al facilitarles a los jóvenes e inducirlos en la vida sexual prematura, de hecho los están induciendo a contagiarse de la enfermedad que dicen combatir. ¿Por qué nunca dicen que ser casto, dueño de sí mismo, es el medio más eficaz para prevenir el sida? ¿O cree que ningún joven es capaz? ¿No lo están haciendo ya en Estados Unidos, donde ya están de vuelta de esta libertad suicida?

Señor ministro, lo menos que puedo decir es que es anticientífico propiciar el aborto: asesinato de hombres inocentes, que distribuir profilácticos es propiciar el libertinaje sexual y difundir impunemente el sida, que es ampliar el mercado de los que negocian y lucran con la salud física y moral de nuestra juventud.

Se está contribuyendo a la degradación de nuestra sociedad, con los mismos principios de los emperadores romanos: panes et circenses. Pan queda poco si no propiciamos la cultura del trabajo. Circo nos sobra…

A buen entendedor, pocas palabras.

Saluda a Ud. atte.

Mons. Antonio Juan Baseotto
Profesor de Biología y obispo castrense




Monseñor Baseotto honrado por el Papa

ntre nosotros, una noticia dada a conocer recién ahora, pero que tiene algunos días de producida, nos ha partido al medio (salvo el Domingo de Gaudete, claro) la litúrgica penuria de la Cuaresma. A otros, los ha partido al medio, sin más.

Como nadie pensó que ocurriría, Monseñor Antonio Basseotto, Obispo castrense de la Argentina y vilipendiado prelado, tanto por el Gobierno inconstitucional como por alguno de sus “hermanos” en el Episcopado, al cumplir sus Bodas de Oro sacerdotales prácticamente en las mismas fechas que su cumpleaños número 75º —hecho que determinaría la elevación a la Santa Sede de su renuncia reglamentaria— ha recibido de Su Santidad Benedicto XVI una carta manuscrita, en latín, en la cual se elogia su carrera eclesiástica como lo que en efecto ha resultado ser: un fiel trasunto de Nuestro Señor Jesucristo.

No pocos, entre los que se cuentan el actual gobierno inconstitucional argentino, la prensa zurda y macaneadora y muchos, pero muchos, de aquellos que en razón de su oficio estaban obligados a sostenerlo, morderán con rabia sus nudillos al leer una misiva papal de infrecuente tono y contenido.

El Boletín de AICA que refiere la noticia, transcribe la carta ológrafa del Papa (que copiamos íntegra aquí debajo para los suspicaces que gustan de buscar pelos en los huevos ... ajenos; para lo cual es necesario que haya huevos, es claro), de la cual Su Santidad quiso destacar el vigor con que el prelado defendió el Magisterio de la Iglesia, que interpretó rectamente, tanto como obispo de Añatuya en Santiago del Estero, y como Obispo castrense.

Aureum dum iubilaeum ordinationis tuae sacerdotales appronpiquat, libenterçs Nos hanc Epistulam tibi, Venerabilis frater, mittimus tecum gaudentes sincerasque Domino laudes agentes, qui multis donis suis te in ministerio explendo dignatus est comitari.

Bonaerensis communitatis ecclesialis filius, vocationem Domini ad sacerdotium praesentiens, Congregationem Sanctissimi Redemptoris es ingressus, solide animum tuum ad Evangelium nuntiandum praeparans atque salvificas veritates illustrnadas. Sacerdos die VI mensis Aprilis anno MCMLVII ordinatus, studiose pastoralia explevisti munera pro christifidelium sibi creditorum spiritali bono. Decessor Noster Ioannes Paulus PP.II, rec. Me., humanas christianasque tuas dotes nec non rerum agendarum peritiam animadvertens, munus episcopi dioedesis Ansatuyanensis tibi concredidit, quod diligenter decem per annos explevisti. In ministerio excercendo viribus tuis non pepercisti, doctrinam Magisterii Ecclesiae recte interpretans atque consociatam operam cum sacerdotibus et fidelibus tibi concreditis es prosecutus. Ab anno MMII, quo Ordinarius Militaris in Argentina es nominatus, spiritalem curas militum eorumque familiarum progressionem.

Quae omnis vehementer tibi gratulamur atque optima omina, occasione data iubilaei tui, ex corde Nostro expromimus precibus nostris te prosequentes. Benedictionem denique Apostolicam, signum Nostrae erga te benevolentiar atque omnium bonorum pignus, tibi impertimur, cum cunctis sociis operae tuae et fidelibus dilecti Ordinariatus Militaris in Argentina communicandam.

Ex Aedibus Vaticanis, die XIII mensis Mjartii, anno MMVII, Pontificatus Nostri secundo.

Benedictus PP. XVI

Vaya nuestro anticipado saludo pascual al admirado obispo castrense, monseñor Baseotto.




Jueves Santo

¡Triste de mí que he cruzado
de la vida los senderos
por largo tiempo sin veros,
ojos del Crucificado!
Mas, de vuestra luz privado,
me fue contraria la suerte...
¡Ojos muertos del Dios fuerte,
olvidad viejos agravios
y haced que os besen mis labios
en la hora de mi muerte!

¡Ojos de Cristo, miradme!
¡Ojos muertos, conmovedme!
¡Ojos tiernos, atraedme!
¡Ojos llorosos, bañadme!
¡Ojos sin luz, alumbradme!
¡Ojos piadosos, seguidme
por donde mi planta yerra
y por el haz de la tierra
hacia el cielo conducidme!

Amen


martes, 3 de abril de 2007

Martes Santo

Ojos muertos que miráis
con mirar indescriptible
y con fuerza irresistible
atraéis y cautiváis,
¿por qué, si muertos estáis
tenéis tan viva expresión
que así turbáis mi razón
trocando vuestras miradas
en dos punzantes espadas
que parten mi corazón?

Al veros, ojos pidadosos
todo mi ser se conmueve
¿Quién a miraros se atreve
sin llorar, ojos llorosos?
Me cautiváis, amorosos,
me reprendéis justicieros,
inspiráis dolor y calma,
sois tiernos y sois severos,
y las borrascas del alma
enfrenáis sólo con veros.

¡Ah! Permitid ojos píos,
ojos que sois el encanto
del cielo, que con mi llanto
borre mis locos desvíos;
bebí en cenagosos ríos
aguas de ponzoña llenas
que, al infiltrarse en mis venas
causaron fiebres ardientes.
¡Cómo olvidé que érais fuentes,
de aguas dulces y serenas!

Amen

lunes, 2 de abril de 2007

Malvinas

Esta es todavía la hora de los cobardes y los miserables, la de todos aquellos que pontifican sobre lo que debió hacerse o por qué no debió hacerse. O la desos otros que, insensibles de ataraxia ideológica, se consideran a sí mismos independientes e intelectuales por que ningún sentimiento les eleva el alma hacia las cosas más altas, ni lleva su pensamiento a Dios, o a la Patria que podria ser, cuando suena en sus oídos “Malvinas” ...

Pues sí, aunque parezca una paradoja, los días que corren son más propios de los miserables que de los héroes que fueron, o que lo quisieron ser.

Y esta es la razón por la cual, hoy, preferimos callar, como calló Nuestro Señor ante Herodes: Por el decoro de la víctima y por misericordia con los miserables.

Duerman en paz nuestros queridos muertos ...


domingo, 1 de abril de 2007

Nuevo libro del Padre Horacio Bojorge


El P. Horacio Bojorge, S. J., nos ha anuncido hoy, Domingo de Ramos, que libra al público de lengua castellana un nuevo libro sobre temas de acuciante actualidad, intitulado «Como ovejas entre lobos», editado en Mendoza, Argentina, por la Editorial Narnia, en 68 páginas. Reproducimos para nuestros lectores la síntesis que acompaña el anuncio.

“Este volumen reúne dos conferencias pronunciadas en Rosario, Argentina. Ambas conferencias fueron ocasionales en muchos sentidos. En primer lugar porque el tema político no es un tema que un escriturista y alguien no especializado en ciencias políticas pueda abordar si no es ocasionalmente. Pero también porque fueron pronunciadas en ocasión de invitaciones ocasionales.”

“Pero para tratar de intereses vitales no se necesita ser especialista. La civilización tecnolátrica en la que vivimos, tiende a despojarnos del poder de decisión sobre los asuntos más importantes con el pretexto de que no los entendemos tan bien como los especialistas, a los que confía la decisión sobre las cosas que afectan nuestros destinos. Pero eso ya es objeto de la primera conferencia.”

“La conferencia sobre la intervención histórica de Nuestra Señora en Fátima, arroja sobre las sombras de lo que es aparentemente una gran debilidad de los católicos en política, una luz de esperanza y de ánimo. No estamos solos en la Historia. La presencia de María nos acompaña, nos enseña, nos guía y nos protege.”

“Nuevas ocasiones, providenciales, me han puesto en contacto con fieles interesados vivamente por la acción política de los católicos, en su dimensión más extensa y profunda, que no es la partidaria o estatal, sino la capilar, la tisular, la de la vida cotidiana de una nación. Ellos han leído con interés estas conferencias y las han dado a leer. Como contribución al diálogo y a la inteligente reflexión que mantienen permanentemente sobre estas realidades, me pareció aconsejable reunirlas en un volumen que las hace más manuables y accesibles.” Horacio Bojorge

Como se puede apreciar, uno de los artículos en cuestión ya figura a disposición de quien desee leerlo o bajarlo desde hace unas semanas, en nuestro repositorio electrónico, con lo cual, no podemos hacer una crítica sin que sea, al propio tiempo, un elogio.